jueves, 23 de julio de 2009

Oceanos de tebeo, espadas de Papel.


OCÉANOS DE TEBEO,
ESPADAS DE PAPEL.


Después de tanto tiempo sin escribir…

No…no voy a empezar así. Sé que os debo una explicación (¿ De qué me suena esta frase?, ¡Es fantástica!), os debo alguna disculpa y muchos agradecimientos, especialmente a tí , Lorie y a todos los que con vuestros comentarios, correos y recuerdos no me habéis dejado marcharme del todo. Todo ello quiero prepararlo en un guiso literario de exquisito cuidado, cariño y dedicación ( ¡Dichoso perfeccionismo…!) pero para ello necesito algo más de tiempo y ahora estoy muy escaso.

Mientras tanto os dejo este texto que llevaba mucho tiempo preparando pero nunca llegué a terminar. Hay varias cosas que me han llevado a culminarlo al fin y publicarlo: La tristeza por la noticia del posible cierre del “Sonrían” , el blog de Julien,; una sugerencia por parte de Lorielana y un comentario que leí de Hyperion proponiéndole a Julien un texto acerca del Cómic. Curiosamente, yo ya tenía uno en proyecto. Así que mientras Julien prepara el suyo me gustaría que aceptarais éste como un regalo dedicado.

Permitidme que se lo dedique con cariño a Lorielana, a Julien y a Hyperion, y de paso a quiénes, como ellos y ella , tenéis la extraña capacidad de provocarme para que vuelva a escribir.

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Crecí leyendo tebeos . No fue hasta mucho tiempo después que se les empezó a llamar cómics y pasaron a ser considerados objetos de coleccionismo, lo cuál ha incrementado cruelmente su precio. Pero en mi niñez (años 70, para calmar vuestra curiosidad) eran “tebeos” y sólo necesitabas tener un puñado para acceder a todo un universo de posibilidades, pues los intercambios, más o menos amistosos, facilitaban que siempre pudieses tener tu montón en renovación constante.

Debo aclarar eso de que “crecí”. Crecí emocionalmente, crecí intelectualmente, pero crecí mucho menos físicamente. Ser un chico bajito, enclenque, enfermillo, con gafas (enormes y pesadas) y que jugaba mal al futbol en un barrio de Madrid o más bien un Madrid de barrio, no era precisamente una garantía de éxito. Yo por entonces era “motero”, es decir, acumulaba todos los motes que se les ocurrían a mis ingeniosos vecinos y compañeros de clase. Era un blanco perfecto, sin que esto tenga connotaciones racistas. Recordadme algún día que escriba un artículo sobre los motes, porque había algunos realmente ingeniosos, he de reconocerlo. Personalmente prefería los motes a las persecuciones y a las “bromas” pesadas a las que me sometían, pero eso… es otra historia.

Dejemos, pues, la autocompasión a un lado. Mis relaciones interpersonales consistían fundamentalmente en hacer de árbitro o de poste, en aquellos interminables encuentros de deporte patrio, versión descampado. Había ocasiones en que me trataban como si fuese el balón, pero ya he dicho que no iba a hablar de un tema que, aunque no lo parezca, tengo completamente superado. He de hacer constar que yo amaba el fútbol y ese amor incondicional era el que me hacia soportar estoicamente tal maltrato.

Una deseada alternativa eran “los juegos de chicas”, esos fantásticos, inmensamente atractivos, entretenidos y absorbentes juegos de rol, posiblemente derivados de esas fantásticas, inmensamente atractivas, entretenidas y absorbentes personas que son las chicas. Yo era de los que me moría por jugar con ellas, pero hacerlo en exceso y en determinados juegos, en aquella época, hubiera significado añadir a mi “curriculum” algún calificativo despectivo más que no deseaba. Así que cuando me cansaba de mi ajetreada vida social como atrezzo deportivo me refugiaba en un rincón de mi habitación con un tebeo en las manos y varios a mi diestra.

- ¡ A ver cuando te veo coger un libro con el mismo interés!

Era una de las frases preferidas de mi madre. Entendámonos, a mi me encantaban los libros, especialmente los libros de ficción y aventuras. Siempre he considerado a Verne, Salgari, Dumas, Stevenson, Melville…como compañeros de infancia. Mi madre se refería a los libros de texto. Yo ni siquiera los consideraba libros. Se suponía que los libros eran algo divertido y apasionante y además, en aquellos años, aún era capaz de aprobar sin estudiar. Disfrutaba con los libros, os contaba, pero tenían dos grandes inconvenientes; Eran caros, sensiblemente más que un tebeo y no podías cambiarlos con otros niños. Dependía, pues, de la biblioteca municipal y de mi abuela.

Mi abuela, mi única abuela, era mi proveedora de lectura. El domingo era mi día preferido porque llegaba provista de un prometedor y abultado capacho cargado de género. Genero literario fresco y presto a ser devorado.

Leer un tebeo tenía algo de ritual. Un ritual que comenzaba por la admiración reverente de la portada en sus menores detalles como anticipo de las intensas emociones que aguardaban dentro. Eran la obra magna del dibujante, seduciéndonos con una de las escenas clave, a todo color y con todo lujo de detalles. Después… llegaba LA ACCIÓN.

Sí, he dicho acción, porque algo que siempre he admirado de los cómics es cómo las imágenes adquirían movimiento, cómo unas cuantas viñetas y los cambios en la postura y expresión de los personajes conseguían alterar el ritmo de la historia y llevarnos de momentos reflexivos a otros de acción frenética.

Disfrutaba los tebeos, los exprimía al máximo. No sólo se leían, además se dibujaban,se comentaban, formaban parte de nuestros juegos en la calle cuando escapábamos de la dictadura del balón y junto con el escaso cine que estaba a nuestro alcance, constituían la materia prima de nuestros sueños. Vestido con cualquier trapo de los que había por casa y armado de aquel palo traído de la calle, me convertía en mis héroes predilectos.

Podía ser el Capitán Trueno rescatando una imaginaria dama indefensa que , curiosamente, tenía el rostro de aquella vecinita, o un Robín Hood de pasillo, que robaba a los padres “ricos“ para dárselo a los hijos “aún más pobres”, el Corsario de Hierro abordando un Sofá desprevenido, aquél héroe griego oculto en la mesa camilla para sorprender a los troyanos que ya se creían victoriosos o el valeroso sargento de hierro de las hazañas bélicas:

- ¡ Malditos “Japos” , fuera de mi salón!, rata ta ta ta… -
- ¡ Ulysiiiito… a cenar!
- ¡ No me cogeréis vivo!- musitaba entre dientes mientras lanzaba, en arco, una imaginaria granada.

Entonces descubrí a aquellos héroes de Marvel Comics Group. Aquellos tebeos nos mostraban las dudas, las heridas, las derrotas y la soledad de los héroes. Un gigante verde con mente de niño , encarnando la moderna versión de Jekyll y Hide . Un héroe ciego que no se resignaba a su discapacidad. Todo Un Dios del Trueno condenado a vivir entre mortales por complejas cuestiones generacionales relacionadas con la mitología nórdica. Un superviviente de la Segunda Guerra Mundial, vestido de bandera Yanquee, eterno guardián de los valores democráticos. Una escultural belleza aristocrática llegada del Este, a la que comparaban, cruelmente, con cierta araña venenosa. Un androide capaz de modificar su masa y su densidad, pero extrañamente sensible a los estragos del amor. Un grupo de acomplejados mutantes que salvaban al mundo bajo la dirección de un paralítico de mente privilegiada. Una fascinante hechicera vestida de escarlata, fascinante de verdad…

No se limitaban a ofrecernos sus aventuras y combates. Nos mostraban también sus anhelos, sus miedos y sus conflictos internos. Nos invitaban a adentrarnos en sus sentimientos, en un mundo de constantes desafíos y dudas, en el eterno equilibrio entre poder y debilidad, muy lejos de aquellos otros héroes poco creíbles de nuestra tierna infancia, que nunca fracasaban y sonreían ante el rostro de la muerte.

Aquellos mundos y aquellas aventuras eran mi refugio fantástico. Pero si de verdad queríais verme disfrutar imaginadme trasladado a las alturas de New York. Allí, bajo la apariencia de un joven que sufre el desdén de sus iguales, se ocultaba la identidad de un héroe incomprendido. Un personaje al que atormentan los problemas cotidianos, rodeado de enemigos con mayores habilidades que las suyas, obligado a una constante lucha y una eterna elección: vivir una vida sencilla o aceptar la exigencia de ser un héroe. Principal víctima de sus propias hazañas, , siempre tentado de abandonar su uniforme de combate en un cubo de basura, para terminar aceptando un destino que puede resumirse en una frase: “ Un gran poder implica una gran responsabilidad”.


Pasaron los años. Por fin crecí, mucho y repentinamente. Descubrí que durante años traté de adaptar mi esquema corporal al futbol cuando había sido diseñado para el baloncesto. ¡ Lo qué consigue un poco de autoconfianza!, ¡ Incluso llegué a ser un central aceptable!. En algún momento que no logro determinar se acabaron los motes y llegó a estar bien visto estar rodeado de chicas. Pero lo mejor fué descubrir que yo también les gustaba a ellas… a veces .

El cómic evolucionó mucho. A las antiguas propuestas se añadieron otro tipo de dibujantes y guionistas, el mal llamado “ cómic adulto”, las grandes revistas de ficción… en fín, dejémoslo aquí, porque ya me estoy alargando en exceso y necesitaría otro texto de la misma extensión. La literatura, la música y el cine tomaron su papel protagonista pero nunca, fijaos bien, nunca, he dejado de ser un lector de tebeos, perdón .. de cómics.

¿ Y por qué os he contado todo esto? Quizá por que siempre me gusta dejaros algo de mí a través de estos escritos y esta pasión me describe. Quizá sea porque cuando vuelvo a tener entre mis manos una de estas obras de arte y toco el áspero y amarillento papel con mis dedos y me llega ese viejo olor a imprenta vuelvo a recordar. Recuerdo una infancia feliz, ¡ Qué narices!, ¡Accidentada, sí.., pero feliz!. Recuerdo las tardes de verano, a la sombra, en un descampado, cuando todavía hacia excesivo calor para que el balón rodase, aquellos largos ceremoniales del intercambio de tebeos y vienen a mi mente muchos rostros a los que, de pronto, echo de menos. Recuerdo aquellas horas interminables, en mi refugio de papel, empapándome de emociones y enseñanzas a través de los personajes de ficción. Pero sobre todo recuerdo a mi abuela, su sonrisa enigmática que presagiaba su cargamento de ilusión, su risa cuando le decía los nombres de algunos de los personajes de las portadas y aquel brillo en su mirada que parecía decirme que ella estaba disfrutando aquel momento casi tanto como yo.

Así que siempre que leo un cómic, leo un libro, escucho un gran tema musical, veo una pintura hipnotizante, veo una de mis escenas preferidas o leo un escrito en un blog de esos que consiguen parar el tiempo, pienso en sus creadores, en todas las sensaciones, recuerdos y pensamientos que consiguen evocar con su esfuerzo y su generosidad. Creo que, en cierto modo consiguen construir algo bello en los demás y me viene a la mente aquella frase:

“ Un gran don implica una gran responsabilidad” …¿ O no era así?

Y entonces consigo visualizar otra vez aquella viñeta en la que el protagonista recupera de la basura su uniforme de combate . La viñeta siguiente nos muestra la soledad del héroe, aceptando su destino, con la inmensidad de la ciudad como fondo. Finalmente, destacado sobre negro se puede leer…

“continuará…”


Firmado:

Plataforma ( No oficial) de admiradores de Julien Sorel y del “Sonrían…”, uno de esos blogs que sirven de refugio y en los que siempre se encuentra un ratito de felicidad...como en el cómic.
Con gratitud,

Ulyses.




domingo, 14 de junio de 2009

INSPIRACION




Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos,
que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar;
vió muchas ciudades de hombres y conoció su talante,
y dolores sufrió sin cuento en el mar tratando
de asegurar la vida y el retorno de sus compañeros.
Mas no consiguió salvarlos, con mucho quererlo,
pues de su propia insensatez sucumbieron víctimas,
¡locas! de Hiperión Helios las vacas comieron,
y en tal punto acabó para ellos el día del retorno.
Diosa, hija de Zeus, también a nosotros,
cuéntanos algún pasaje de estos sucesos.


Nuestro amado Ulyses me ha pedido que mantenga vivo este pequeño reino mientras el está en un viaje que requiere de toda su energía y lo va a tener ausente durante algún tiempo. Quiero muchísimo al astuto rey de Itaca pero dejarme esta taréa me parece un poco temerario por su parte. Yo me conformaba con esperar aquí sentada a que volviera y como una Penélope cualquiera me dispuse a tejer y destejer mientras aguardaba su regreso, haciendo oidos sordos a los cantos de sirena. Pero, ¡vaya por Dios!, ¡que asco de conciencia!. De vez en cuando paso por aquí y veo el blog sin actualizar y me imagino su voz diciendome "...pero sólo si tu quieres..."¡Será manipulador!, No, no quiero. Mejor, no me atrevo. Pero te lo debo mi querido Hatun-Músico-virginista y cinefilo...y cien cosas más.

Y aquí estoy, sentada, como Serrat, buscando inspiración. ( Puestos a compararme, me quedo con el mejor). Miro y remiro el papel. Voy de la página en blanco al techo y del techo a la página. Y ni una musa oiga, y las he invocado a todas... ni Calíope, ni Clio ni Euterpe, ni niguna de sus hermanas, nada. Por más que esperaba como el arpa de Don Gustavo Adolfo... ni dormida, ni despierta, ni cubierta de polvo.. metaforicamente, por supuesto. Y no tengo dinero para pagar a un negro como Ana Rosa...¡qué mal negocio has hecho Ulyses!. Cuando vuelvas no te queda ni un lector.
En fin, creo que no voy esperar más a esas musas tan remolonas y voy a dedicar esta entrada a una pasión que compartimos ambos. Tranquilos, no es Virginia. Ella ya tiene aquí su defensor. Yo sólo soy una hatun que le está profundamente agradecida por su existencia. No por su música, que aun no termina de llegarme, pero sí por haber convocado a tan buena gente a su alrededor. Para ellos esa muchacha es mágica, para mí su magia consiste en haberme dado a conocer a tantos y tan buenos bloguero. Los que componen esta red de cariño y respeto que se ha formado entre algunas páginas de internet. Y por supuesto por mi país Hatunia.

Si alguno duda de su existencia, les diré que está situada en medio de un océano sin nombre, y es una isla utópica, de blanca arena y gente peleona. Buena gente que se quiere y protege, y que como las fieras se calman con una buena dosis de blues. O se emociona con un tango bien cantado, (Buenos Aires ocupa una gran parte de nuestro territorio). Y nos gusta bailar y reírnos de nuestra sombra. Al primero que se pone solemne lo exiliamos. Algunos somos de lagrima fácil, y todos un poco sentimentales. Y creo que la mayoría grandes exhibicionistas. Y todos amamos la música.

Pero no, no era de Hatunia tampoco de lo que pensaba hablar, aunque a Ulyses como miembro de la tripulación creo que le gustaría.

Voy intentar mantener este lugar cálido y habitable de dos maneras, con poemas que alguna vez hemos compartido a través de muchos correos, de autores que todos amamos, y con la Odisea. Cada día que entre, cada mañana que pueda dejaré un párrafo del libro, y así espero que antes de que los pretendientes de la reina Penélope mueran en el festín, Ulyses se decida a dejar los tiernos brazos de Circe, y tape sus oidos a los cantos de esas frivolas marinas y vuelva a los tranquilos puertos de su Itaca tan amada.
Empiezo pues con un poema de D. Mario. Mi adorado Benedetti.¡ Ay!, hace tan poco que nos dejo. Creo que es una bella poesía que se puede aplicar a la amistad y en este caso aún más.

Hagamos un trato

Compañera,
usted sabe
que puede contar conmigo,
no hasta dos ni hasta diez
sino contar conmigo.
Si algunas veces
advierte
que la miro a los ojos,
y una veta de amor
reconoce en los míos,
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro;
a pesar de la veta,
o tal vez porque existe,
usted puede contar
conmigo.
Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo,
no piense que es flojera
igual puede contar conmigo.
Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar con usted,
es tan lindo
saber que usted existe,
uno se siente vivo;
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos,
aunque sea hasta cinco.
No ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.



Sé que estás muy liado, amigo. Sé que tienes en este momento obligaciones y rutinas más importantes que atender. Esta es mi manera de estar a tu lado. Por si me necesitas, por si necesitas a los muchos lectores que te echan de menos. Aquí estamos.
Vaya quería que fuera divertido y me salió sentimental...
Cuándo vuelvas te prometo qué llevaremos a cabo ese proyecto qué tenemos juntos ¿vale?. Tú pones la música, yo pongo la letra.


Mira, acabo de encontrar la musa, estaba haciendo el tonto con el arpa de becker.

miércoles, 15 de abril de 2009

Héroes Cotidianos II


"...QUE HIZO SU TRABAJO BIEN".


Reír a menudo y mucho; ganar el respeto de gente inteligente y el cariño de los niños, conseguir el aprecio de críticos honestos y aguantar la traición de falsos amigos; apreciar la belleza; encontrar lo mejor en los demás; dejar el mundo un poco mejor, sea con un niño saludable, una huerta o una condición social redimida; saber que por lo menos una vida ha respirado mejor porque tú has vivido. Eso es tener éxito.
Ralph Waldo Emerson
Habrá dos fechas en tu tumba. Todos tus amigos las leerán, pero lo relevante será ese pequeño guión entre ellas.
Kevin Welch


Antonio me recordaba a Cyrano de Bergerac , no sólo por una nariz prominente sobre el estrecho bigote, típica imagen del personaje que nos ha aportado el cine y el teatro, sino porque era un hombre que ganaba la admiración de los demás por sus palabras, esas palabras que emanaban de un gran corazón de poeta.

Antonio no esgrimía una espada, pero si un agudo ingenio y una sorprendente simpatía, mas sorprendente aún si tenemos en cuenta que el oficio de Antonio era conductor de autobuses de línea.

Durante años pude compartir la ruta de las seis y media de la mañana hasta el centro de Madrid. Allí tenía que esperar otro autobús para llegar a mi destino, mi muy lejana facultad. Una larga y penosa odisea diaria que hubiese sido aún peor de no haber sido por él.

Antonio era más que un conductor. Creo que él mismo era consciente de ello. Era un gran anfitrión. No hablo sólo de la heroicidad de atravesar los múltiples cuellos de botella y atascos infernales desde una ciudad dormitorio hasta el centro de Madrid a esas horas inclementes, ni sortear calles que jamás fueron concebidas para el paso de un autobús. No pienso tan sólo en la responsabilidad de llevar un autobús atestado, donde sentarse es privilegio reservado a unos pocos y acomodar los huecos para no dejar a nadie abandonado a su suerte, tirado en la paradas. Todas estas labores ya me parecen dignas de admiración . Lo que admiro realmente es que Antonio hacía de todas estas tareas un arte. El arte de conducir un autobús.

Antonio era paciente, muy paciente. Siempre tenía una frase preparada, aderezada con la mejor de sus sonrisas, para cualquier situación. He visto detener enfados con esa sonrisa que habrían aterrorizado a un samurai. En un ambiente dónde la claustrofobia provocaba nervios y los nervios se traducían en ira, Antonio siempre era capaz de sacar lo mejor de sus viajeros, como él los llamaba. Si era menester cantar, Antonio cantaba, si había que recitar, Antonio declamaba como nadie. Nadie como él para comentar el programa de televisión más visto la noche anterior o proclamar su parecer sobre las noticias en voz alta que iba escuchando en una vieja radio de la guantera.

Nada de falsa simpatía, ni chistes o comentarios pícaros a las señoras para provocar las risas fáciles. Antonio era, repito, un artista.

“Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.”



- ¡ Ay Antonio , pero que cosas tan bonitas dice usted!- Decía una señora de los primeros asientos.
- yo no, señora, ¡ Ya me gustaría! , es Don Federico García Lorca- Apuntaba, con ese respeto, siempre reverente, hacia a los grandes poetas.
- ¡ Siga, siga… que es muy bonito!- decían unos asientos más atrás.

Claro que en ocasiones había algún patán que trataba de ridiculizarle, que confundía la simpatía y la generosidad de Antonio con un exceso de protagonismo digno de burla y se sentían con el derecho de hacer algún comentario “gracioso” o despectivo. Pero él jamás perdía su compostura y dejaba que fuesen sus viajeros, con un silencio reprobatorio, quienes callasen al burdo imitador para levantar, a continuación, unas risas aún mayores que las últimas con un nuevo e ingenioso comentario.

A estas alturas sobra decir que los primeros asientos eran de los más cotizados. Había quién sacrificaba un asiento trasero por un puesto de pasillo para estar cerca de la escena. No era raro ver a las señoras de las primeras filas comentar entre ellas sus cuestiones familiares, sus noticias de vecindario, las luchas con los hijos, siempre atentas al comentario sabio y acertado de Antonio. Yo siempre reparaba, con sonrisilla socarrona, en el cartel de la compañía, hábilmente disimulado, que rezaba, en grandes letras “Prohibido hablar con el conductor”.

En una ocasión, en mi misma parada, una anciana trataba de subir al autobús. Aquellos autobuses no estaban pensados para los ancianos. Me atrevería a decir que no estaban pensados para los seres humanos. La pobre mujer no era capaz de coronar el primer escalón, no tenía la suficiente fuerza en las piernas. La insensibilidad del resto del pasaje y de los que esperaban para subir, sumado a la mala leche del madrugón y del frío, empezaba a manifestarse:

- ¡ Señora, si no puede usted montar coja un taxi , Por Dios!- Dijo alguien.

Aunque algunas personas intentaban ayudarla, la buena mujer era incapaz de subir y estaba a punto de desistir. Antonio se levantó de su asiento, dirigiéndose a la gente, serio y reprobador, pero con mucha calma, dijo:

- Esta Señora es mi madre… bueno, no lo es… pero se parece mucho y no me voy sin ella.

Salió por la puerta del conductor, cogió a la mujer literalmente en brazos, algo que a nadie se le había ocurrido :

- ¡ Con permiso, señora!- dijo y subió con ella en volandas, cuál príncipe de cuento, escalando aquellos inaccesibles escalones, entre el aplauso y cierta vergüenza del pasaje.

Antonio era un héroe cotidiano.

Aquella enfermedad sobrevino de pronto, traidora y vertiginosa. Aquella enfermedad le entristeció. Él siempre hablaba con ilusión de las cosas que podría hacer cuando llegase la jubilación, tan próxima. Leer, que tanto le gustaba, escribir poesía y escuchar aquellos tesoros de la copla y el cante hondo de los que era adicto admirador. Pero sobre todo, vivir, que era su gran pasión y compartir largas conversaciones con aquellos que amaba, con sus muchos amigos.

Ya no le quedaba tiempo y él lo sabía. Cuando ya no podía conducir, le encontrábamos muchas mañanas en la parada del autobús, hablando con sus compañeros, departiendo con los viajeros, con esa simpatía y cordialidad que tanto admirábamos. Siempre decía que echaba de menos su trabajo y a la gente, que estando allí lo mitigaba un poco. A veces viajaba en la que había sido su línea, hablando con todos y si alguién manifestaba extrañeza siempre decía:

- Por no andar por casa, dándole vueltas a la cabeza.

Córdoba.
Lejana y sola.

Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba...


Antonio fue un buen hombre, de los que dejan un grato recuerdo, imborrable, digno de imitar.

Antonio fue un triunfador.

Aquí está, con cariño, mi pequeño homenaje.


Todo labor que anima la humanidad tiene dignidad e importancia y se debe hacer con una excelencia meticulosa….

… Si un hombre es llamado a ser barrendero, debería hacerlo como Miguel Angel pintaba, o como Beethoven tocaba música, o como Shakespeare escribía poesía. Debería barrer tan bien que todos los anfitriones de la tierra y del cielo se detengan para decir ' Aquí vivía un barrendero grande que hizo su trabajo bien'.

Martin Luther King Jr.

sábado, 11 de abril de 2009

Héroes cotidianos I

ABUELITA DORA Y EL PEQUEÑO


Ha sido esta emotiva canción. Es la que ha traído a mi memoria este episodio que voy a compartiros.

Fue una fría y ventosa mañana de Abril, hace escasos años. Llevaba a mi hijo pequeño al colegio, una tradición familiar siempre que estoy en casa por las mañanas. No recuerdo la trascendente conversación que manteníamos, pero podría asegurar que era acerca de música o televisión, sus dos grandes pasiones. Interrumpiéndose de pronto me dijo:

- Papá, un compañero mío necesita tu ayuda.

Fue tan repentino que pensé que en aquel mismo momento alguno de sus compañeros estaba en peligro. El se rió al verme mirar preocupado hacia la entrada del colegio en busca de la supuesta amenaza.

- ¡Es que va muy mal en clase! – prosiguió, tirando de mi mano para que le prestara atención - lee muy mal, no se entera de nada y Marta siempre se enfada con él porque se porta mal. Se pasa el día castigado porque es muy bruto con los niños, no hace nada, ni hace caso a Marta, entonces le grita, él llora y le castiga.

Traté de poner orden en el aluvión de información que me llegaba. Las conversaciones con los niños son así; una alta concentración de información, comprimida en una sola frase, dicha casi sin respirar. Me extrañó el relato de mi hijo. Había hablado muchas veces con Marta, su profesora y siempre me pareció un ángel bajado del cielo para cumplir una misión docente.

Llegábamos ya a la puerta del colegio y trate de explicarle a mi hijo, con mis mejores y más tiernas palabras, que no debía de preocuparse, que Marta sabría que hacer y que yo no debía inmiscuirme en un asunto que debían abordar los padres de su compañero.

Le di el beso que marcaba el fin de la conversación y la despedida, pero el insistía:

- Es que no vive con sus padres, vive con su abuela.
- Bueno… entonces se ocupará su abuela – dije, con escasa convicción y casi con impaciencia.- ¡Vas a llegar tarde!- añadí.

Días después, mientras "trabajaba" en el ordenador, se acercó casi sin hacer ruido.

- Papá… Tu siempre dices que cuando podamos tenemos que ayudar a los demás, ¿ No?

Sus palabras me hicieron perder por completo la concentración y el hilo de lo que estaba haciendo. Sonaba a una de esas típicas preguntas con trampa, así que me apresté a responder con precaución.

- Sí… claro. Siempre que podamos ser de ayuda lo debemos intentar, al menos.

Armado de una sonrisa entusiasta contestó:

- ¿ Entonces vas a ayudar a mi compañero Yacel?

Intenté decirle que no podía ayudarle, que era meterme en el terreno de sus padres…o de su abuela, que no los conocía, que no podía interferir el trabajo de su profesora. La mirada de mi hijo parecía decir “excusas, excusas, excusas…”

Ni siquiera mi mujer entendía el repentino interés por su compañero, es más, según ella había tenido algún problema con ese niño en el recreo. Según me informa, entre el consejo de madres (Grupo de poder fáctico de carácter para-escolar que se forma a la salida del colegio que juzga y etiqueta a profesores, niños y sus respectivos progenitores) este niño tiene fama de “pegón” y todos los niños de su clase se quejan de algún conflicto con él.

Una tarde, llegando a casa, cuando aún no me había dado tiempo siquiera a dejar colgados los problemas laborales en el perchero de la entrada ni recibir el esperado beso de bienvenida, mi mujer me dijo:

- La abuela de Yacel me ha preguntado si podría hablar contigo.

Ante mi extrañeza, completó la información. Al parecer mi hijo pequeño, escuchó una conversación entre la abuela de su compañero y su profesora, en la que hablaban de la necesidad de un psicólogo para Yacel. Mi hijo, ni corto ni perezoso se dirigió a la abuelita Dora y le dijo que podría hablar con su padre, es decir yo, que era “un psicólogo de los que curan a niños”, según sus propias palabras.

Si esto hubiese sido una película de dibujos animados la escena siguiente sería mi hijo atado a un gran barril de pólvora marca ACME. Pero como era la cruda realidad y había sido la propia abuelita Dora quién había pedido una entrevista, gracias a la inestimable promoción de mi hijo, cogí el teléfono y concerté una cita.

La abuelita Dora me pareció una anciana venerable. Había cuidado de su nieto desde su nacimiento hasta ahora, a los siete años de edad. “belita Dora”, como la llama Yacel, escapó de su Cuba natal hace muchos años, sin ninguna pertenencia, huyendo del régimen y aferrada a su única hija. Sólo se tenían la una a la otra. Sin saber muy bien cómo, llegaron a España, tratando de empezar de nuevo. Su único trabajo, durante toda su vida, había sido en las fábricas de tabaco. Gracias a que era una excelente cocinera y a su simpatía sirviendo las mesas logró un trabajo de catorce horas diarias aquí, en España.

“Belita Dora” había luchado durante toda su vida. Había luchado para sobrevivir a la miseria , a la pérdida de su marido, a un largo viaje a ninguna parte. Había luchado para sacar adelante a su hija en tierra extraña, había luchado durante el inesperado embarazo de ella y ahora trataba de luchar para cuidar de su nieto. Llegó un momento en que el único sueldo de la familia era el de su hija. Ella trabajaba lejos de Madrid así que sólo podían estar juntas algún fin de semana. Me sentí culpable de no haber reparado nunca en ella. Ahora no podía evitar verla por las mañanas, llevando a su nieto de la mano, camino del colegio, cojeando a causa de su artrosis en las rodillas.

- Mire usted- me dijo- me dicen en el colegio que Yacel tiene mucho retraso, que no se pone al nivel de sus compañeros y que se porta muy mal. Me han dicho que le lleve a un psicólogo y a un logo…logopeda , pero es que yo no conozco ninguno y además…es que no puedo pagarlo.

Había unas lágrimas de amargura, esas lágrimas pesadas y negras que nos provoca la impotencia, surcando su rostro. El sueldo de su hija daba lo justo para mantenerlos a los tres, permitir una vivienda y pagar un colegio concertado que se suponía que tendría una “capaz ayuda psicopedagógica”. Dicha “ayuda” se limitaba a unas horas de apoyo a la semana que resultaban bastante improductivas.

Hablé con su profesora, que era también la de mi hijo. Resultó ser el ángel que yo pensaba, pero los ángeles a veces también pierden la paciencia y Yacel era un caso muy difícil. Educar a un niño es muy complejo, sobre todo para una anciana enferma y una madre ausente. Había que empezar muy desde el principio, hábitos, horarios, habilidades sociales, entrenar las tareas escolares más básicas…

La lucha titánica de “belita Dora”, los heroicos esfuerzos de su profesora y el trabajo de un pequeño equipo empezaron a dar sus frutos. Se nos añadió un ayudante inesperado, un pequeño aliado que se convirtió en la sombra de Yacel. Un amigo, el primero de muchos y muchas que se añadieron a la tarea. De verdad os digo que me arrepentí de imaginarle sujeto a un barril de pólvora.

Cuándo parecía que nos acercábamos a un final feliz llegó el curso siguiente. Yacel y mi propio hijo cambiaron de profesora. Así como Marta era un ángel, aquél año les tocó un demonio del abismo, adicta a la obediencia sin rechistar de los pequeños. Dejó muy claro que “no admitiría casos especiales” y que en su clase “mandaba sólo ella”. Sólo los más fuertes podían sobrevivir a aquel tormento que duraría tres años y ni Yacel ni su abuela tenían las fuerzas suficientes, como nos demostraron los primeros meses de tortura.

La madre de Yacel consiguió una vivienda para los tres en la ciudad en la que trabajaba y entre todos pudimos gestionar un cambio de centro. Tuve la oportunidad de hablar con el nuevo director y su nueva profesora para ponerles en antecedentes, cosa que agradecieron. Yacel estaba en buenas manos.

El día en que “belita Dora” vino a despedirse trajo un montón de “chuches” para mi hijo y una empanada enorme, acompañada de una cantidad brutal de latas de cervezas “para el doctor” – por mucho que lo intenté no conseguí que dejara de llamarme así-.

- ¡Muchas gracias!- Nos dijo, cogiéndonos las manos a mi mujer y a mí con dos grandes lágrimas en los ojos. A mi hijo le cogió por ambas mejillas y le dio un prolongado beso en la frente - ¡ Qué Dios les bendiga!-

Esta historia la utilizo a menudo como ilustración con mis propios alumnos. Creo que tiene dos enseñanzas preciosas. La primera es que dicen mucho más de nuestra “eficacia” como docentes los progresos de los alumnos más necesitados que los logros de los más avanzados.

La otra enseñanza es que ante la necesidad de los demás podemos comportarnos de tres maneras, ser un obstáculo, permanecer indiferentes o intentar ser de ayuda. Esto último es más fácil decirlo que hacerlo.


Hay aún una tercera enseñanza. Si tienes hijos, todo aquello que enseñes vas a tener que demostrarlo , de forma práctica , tarde o temprano. Dicho de otra manera, se consecuente con aquello que enseñas.

Pocos días después, mientras tomábamos un helado, mi pequeño héroe me miró a los ojos y me dijo:

- Papá… ¿ Sabes qué quiero ser de mayor?
- No – Respondí. Era una gran verdad, ya que cambiaba constantemente de opinión.
- Psicólogo- dijo él.

Podía habérmelo imaginado, pero me pilló por sorpresa. Intenté disimular las lágrimas que pugnaban por aparecer mientras pensaba algo así como: “ ¡Cabrito de niño…!”


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Dedicado con cariño y gratitud a todos mis pacientes lectores y lectoras en este blog. A “Belita Dora”, incluida la canción que tanto le gusta de su Bebo Valdez y Diego “El Cigala”. A todos los profesores y profesoras que se esfuerzan en ser héroes cotidianos.

Aunque la historia se basa en hechos reales, los nombres y algunos detalles son ficticios con el fin de proteger el debido anonimato.

Si te gusta, si no te gusta, si dudas , si te ha dejado indiferente...se cuál sea tu reacción, por favor, deja un comentario. Gracias.

Ulyses.

( LUCAS 10:25-37)

sábado, 28 de marzo de 2009

Erase una vez... en Madrid

¡SI HUBIESE ESTADO ALLÍ...!


* Fotografía obtenida por Kalua y publicada en www.labuat.es ( Con mi gratitud)

A veces pienso que es a causa de mi nombre. Me refiero a la circunstancia de “llamarme” Ulyses. Sé que se escribe Ulises o Ulysses, pero el nick es mío y lo escribo así. Digo esto porque creo hacer honor a las peripecias del personaje. Siempre que me veo cerca de una meta soñada con esta preciosa cantante menudita de ojos azules a la que admiro, un viento en contra o la mano de algún extraño designio insuperable, me impide llegar y me aleja del propósito. Me sucedió en Casagrande y me volvió a suceder anoche en mi propia ciudad y para mayor ironía, si cabe, en la sala “Penélope”. ¿ Será posible?

Hasta aquí mis quejas. Ahora vienen los lamentos. ¡ Cuánto me hubiese gustado estar allí!. Quiénes habéis seguido mis escritos sabéis cuanto ansiaba este momento, el primer concierto en solitario de Virginia. Era una meta simbólica, en mi ciudad y me la he perdido. Se que tendré otras oportunidades y se impondrá hacer un esfuerzo para poder presenciarla en directo en alguna otra ciudad.

Me hubiese gustado ofreceros una crónica. Sueño con poder describiros detalles de un evento así a través de mi prisma personal, pero en esta ocasión no va a ser posible. Al menos me queda el consuelo de que ya hay excelentes crónicas circulando y es muy de agradecer el esfuerzo de sus autores y autoras.

Tampoco podré ofreceros un análisis del concierto, ni de los temas en directo, puesto que no estuve ( se que ya lo dicho, es que me cuesta aceptarlo). Me he esforzado, eso sí, por ver todos los vídeos que han caído a mi alcance y por empaparme de todas las impresiones y relatos que habéis dejado en los diferentes lugares de encuentro.

Así, que con este escaso bagaje lo único que puedo hacer es compartiros mis impresiones y sensaciones tras el esperado estreno.

He elegido esta foto que veis en la cabecera del artículo porque creo que es la que mejor simboliza lo que durante tanto tiempo y tras arduas luchas estábamos esperando. Virginia en un escenario, como protagonista principal, con un vestuario apropiado que destacaba su belleza, por fin, y acompañada de una verdadera banda de músicos. Muy buenos músicos. No olvidéis esta imagen, es una imagen del comienzo y será muy cotizada.

Su actuación en directo me ha sorprendido. No quiero ni pensar que habría sentido de haberla escuchado allí, en persona, a pie de escenario. Me ha parecido que ha demostrado una gran seguridad, su interpretación vocal ha estado a un gran nivel, máxime cuando se trata de un concierto en directo y hemos podido comprobar que ha ganado mucho, pero mucho, en profesionalidad y madurez artística, a pesar de los lógicos nervios del comienzo.

Virginia tiene algo especial cuando canta. Es algo que siempre me ha gustado de ella. No sólo es capaz de crear una atmosfera a su alrededor. Transmite entusiasmo, sinceridad, nos muestra la pasión que siente por lo que está haciendo. Mientras muchos artistas se esfuerzan en llamar la atención sobre ellos mismos, se empeñan por exaltarse ante los focos, Virginia se concentra en su canción, la disfruta y la comparte con los presentes, con esa timidez que no termina de perder y que sigue resultando encantadora. Virginia canta con cariño y eso es algo que muchos otros artistas nunca podrán alcanzar.

Hay que celebrar también los arreglos del directo. Creo que la mayoría de los que afirmábamos que la instrumentación del disco era “un pelín” exagerada estábamos en lo cierto. Cuando la instrumentación está en función de la cantante, cuando los músicos cumplen su papel, cuando el exceso de árboles no nos impide ver el bosque, Virginia brilla con luz propia. Me alegra poder afirmar que es una artista que crece en los directos y que no necesita una instrumentación excesivamente elaborada para convencer. Esto es una gran noticia. Creo que se ha podido ver a Virginia, tal y como muchos deseábamos.

Este evento nos ha mostrado lo que un ambiente de trabajo profesional y amigable puede conseguir cuando se une a la capacidad de trabajo, a la voluntad irreductible, al esfuerzo por aprender y el amor por su trabajo que Virginia demuestra.

Me alegro mucho de que pueda disfrutar de esta oportunidad. Se la merece. No menos que grandes artistas que quedarán en el anonimato, siempre es justo recordarlo. Pero lo cierto es que ella buscó su oportunidad y la ha sabido aprovechar, al menos por ahora. Me atrevo a decir que este si un el momento de transmitir optimismo, de olvidarnos de los despropósitos y mirar hacia delante.

Como dicen unos buenos amigos con los que me encuentro a menudo por aquí, en la red, el éxito tiene muchas formas. Hay muchas formas diferentes de concebirlo. Yo creo que siempre es una buena elección apostar por la música que te gusta, la música que sientes y te ayuda a transmitir lo que quieres. Esto podrá proporcionar más menos riqueza, más o menos fama, más o menos fans, pero insisto, siempre es una buena elección apostar por hacer lo que te gusta, aquello que puedes defender con orgullo y sinceridad encima de un escenario, independientemente del tamaño que éste tenga. De esta elección dependerá la progresión de Virginia.

Te deseo, Virginia, el mayor de los éxitos. El éxito que tú quieres, tal y como tú lo defines, tal y como tú lo deseas.

Y que TODOS tus admiradores, podamos disfrutarlo, incluidos los “Ulises”.

miércoles, 18 de marzo de 2009

¡ Promociona como puedas!

PROMOCIONA COMO PUEDAS





Lo sé, el título recuerda a la parodia dirigida por Jim Abrahams. Esa era precisamente la intención.

Os aseguro, queridos lectores y lectoras, que he hecho todo lo posible por no hablar de este tema. Yo imaginaba que con la salida del primer trabajo de Virginia – y también de Labuat, sí- me esperaba un cómodo retiro en Ítaca, disfrutando de las mieles del éxito ajeno o cuando menos una plácida Odisea compartiendo este diario de a bordo. Incluso el lugar del primer concierto en Madrid, la sala Penélope, sonaba a buen presagio.

Todo se había desarrollado más o menos bien, con emociones, pero en la dirección correcta. Recuerdo cuanto temíamos un disco de per-versiones, una chapuza rápida de las de “ coge el dinero y corre” a las que nos tenían acostumbrados con los ganadores del concurso televisivo, incluso se nos llegó a congelar la sangre con aquella amenaza del disco de éxitos publicitarios. Sin embargo, Apareció un proyecto y un trabajo con miras de futuro, que nos podrá gustar más o menos, pero que constituye una buena carta de presentación, un comienzo. Eso sí… matizo, con la esperanza de poder apreciar más de Virginia en próximos trabajos.

En cuanto a la parte empresarial y más concretamente la PROMOCIÓN (palabra más utilizada últimamente en el universo labuatiano) podría decirse que confiábamos en que el proyecto estaba en buenas manos. Formar parte de un gigante como SONY tiene sus ventajas y sus inconvenientes. El inconveniente es que Labuat son unos recién llegados y que estas grandes compañías, que acaparan artistas consagrados, no se caracterizan por dedicar excesivos mimos a sus incorporaciones novatas. La ventaja es que tienen suficiente alcance, contactos e influencias para que un trabajo musical pueda verse promocionado a través de los canales más importantes; Programas de televisión, sintonías publicitarias, radio-fórmula, prensa, revistas especializadas y menos especializadas…todo ello dependiendo, claro, del nivel de su apuesta.

No creo que nadie esperase una promoción especial, ni siquiera al nivel de otros artistas con un alto caché en el mercado. Ni siquiera esperábamos que la apuesta estuviese al nivel de nuestras ilusiones. Pero nadie esperaba tampoco los retrasos, la inoportunidad, la escasez en la calidad y la cantidad, los errores y los despropósitos que hemos sufrido. Se ha hablado tanto al respecto y tan bien que no seré yo quién redunde más en estas cuestiones.

He tratado de encontrar una explicación a tanto disparate. He tratado de encontrar incluso una explicación a la ausencia de explicaciones. Al principio llegué a creer, aunque con escasa convicción, en una estrategia de “reservar las fuerzas” o dicho de otro modo, ir utilizando los recursos paulatinamente, para asegurar cierta presencia en los medios, reservando lo mejor de la promoción para el momento en que todos los seguidores convencidos hubiesen agotado su capacidad de compra y con el proyecto Labuat situado en un buen puesto en las listas. Pero esto no explica muchos de los retrasos y errores ocurridos.

He aquí que parece que “El gigante” es en realidad una nueva criatura surgida de los abismos de Poseidón y que los vientos que creíamos favorables se han tornado en tempestad. Este "socio prometedor" procedente del Imperio del Sol naciente, de nombre SONY, del latín “Sonus” para adaptarlo a la cultura occidental y cuya pronunciación se asemeja peligrosamente al término japonés soh-nee cuya traducción es “ los negocios van mal” ( según he leído, yo no sé absolutamente nada de japonés) nos ha desconcertado.

Andaba yo en estas cavilaciones cuando me encuentro un artículo acerca de un taller dirigido a especialistas y directores de Marketing, impartido por Kevin Roberts *, Gerente y creativo de Saatchi & Saatchi. Este taller hablaba fundamentalmente de las Lovemarks. A ver si logro explicarlo con mis escasos conocimientos de marketing. Las Lovemarks son más que una marca, más que un producto. Son marcas o productos que consiguen admiración y fidelidad por parte de los consumidores porque existe una identificación hacia lo que representan, logran invocar un respeto y unas determinadas emociones positivas en los admiradores y compradores potenciales. Veamos un ejemplo: Harley Davidson es algo más que un indicativo de calidad, evoca un estilo de vida, evoca unas imágenes y sensaciones. Lo mismo podríamos decir de Gibson, Motown, MGM…seguro que se os ocurren muchos más ejemplos.

Las lovemarks son especialmente importantes en el mundo de la música. La identificación con grupos o solistas significa la diferencia entre comprar o “bajar de Internet”, significa la fidelidad para comprar diferentes versiones de un mismo trabajo, significa una persecución de todas las noticias, eventos y productos que genera.

Kevin Roberts hablaba de varios elementos imprescindibles para conseguir una Lovermark. Yo en mi ignorancia me he quedado sólo con dos que me parecían muy importantes:

- Los consumidores son escépticos, astutos y selectivos. Si una empresa no logra que la gente ame lo que le ofrece, ni siquiera despertará interés.
- Diseñe su producto sobre el eje del “amor y respeto”. Ame su propio producto si pretende que a otros les guste.

Creo que es en estos dos puntos, fundamentalmente donde “El gigante” ha fallado. Creo que la estrategia de promoción se ha dirigido fundamentalmente a los seguidores de Virginia ( Vale… también de Labuat). Toda la expectación creada se ha basado en la existencia de un grupo de admiradores que iban a comprar, seguro, varias versiones del primer trabajo. Con un número de ventas asegurado, los pasos siguientes eran aprovechar una presencia en Internet (que ya existía y a la que no han aportado prácticamente nada ) y basar el resto de la promoción en los contactos con los medios que ya tenían otros miembros del proyecto Labuat.

Pero no han tenido en cuenta que esos mismos admiradores, escépticos, astutos y selectivos no se iban a conformar e iban a reclamar la “promoción prometida”( y ganada, no lo olvidemos) no sólo en cantidad, sino también en calidad. No han tenido en cuenta que la fidelidad al “producto” incluía el deseo de que fuese dignamente presentada al resto del público para que éste decida si desea apoyarlo o no. Una presentación digna y a la altura de otros cantantes noveles, cuánto menos.

Me atrevo a decir, que íncluso con estos escasos elementos de promoción, si hubiesen demostrado un mínimo de ese amor y respeto hacia su “propio producto” podrían haber sacado mucho más partido y colaboración de este grupo de admiradores, que además de ser selectivos, astutos y escépticos, han demostrado ser tremendamente creativos, originales y abnegados. Nos gusta opinar, colaborar, ofrecer… no sólo comprar, tragar y aceptar medias verdades. Creo que hablo por la mayoría, aunque sé que hay otros que ni siquiera les gusta que haya opiniones disonantes o diferentes.

Ustedes tenían una Lovemark, pequeñita, naciente, pero con buena salud en Labuat. Ni la han amado, ni la han respetado. Perdonen mi ignorancia, pero… ¿No es así muy difícil promocionar nada?. No hablo sólo de los medios puestos en juego, sino de la actitud, de la transparencia y de la información ofrecida.

Ustedes podían haber sido el cuarto mosquetero, La Vieja Dama del Mar del Corsario de Hierro y amigos o uno de los componentes del cuarteto de Oz. El triángulo equilátero convertido en cuadrado.

Sin embargo, han preferido protagonizar una historieta de los “cuatro fantásticos”. Han demostrado tener un cerebro y un corazón de piedra, han estirado al máximo nuestra paciencia, nos tienen muy…pero que muy quemados y están consiguiendo convertir a la bella protagonista en la “mujer invisible”.

¡ Qué pena! , Señores de Soh-nee.


* Kevin Roberts es el Gerente General de la Compañía de Ideas Saatchi & Saatchi, una de las principales empresas de creación del mundo. Antes de Saatchi & Saatchi en 1997, Kevin ocupó puestos directivos en algunas de las marcas más importantes del mundo, entre ellas Procter & Gamble, Pepsi y Gillette. Primer Consejero Delegado Ejecutivo Residente en la Escuela de Negocios de la Universidad de Cambridge, Judge Institute of Management en el Reino Unido, y es Profesor de la Empresa Sostenible en Universidades de Irlanda y Nueva Zelanda.




miércoles, 11 de marzo de 2009

NO OS OLVIDAMOS.



Hoy he vuelto, como todos los años. Ya han pasado cinco . Atravesar la cúpula del intercambiador de atocha me producía escalofríos. Un silencio reverente dominaba en toda la estación por encima del ir y venir de los trenes y los pasos apresurados. También volvían las velas encendidas, las flores y los mensajes que nos han acompañado a los madrileños durante estos años al cruzar los largos pasillos.

Hoy jugaba en los cristales de la estación el tenue sol de un día primaveral. Había personas sentadas en los escalones, otras permanecían en pie ante las ofrendas depositadas en memoria de las víctimas. Algunos lloraban, podían verse espontáneos abrazos de consuelo, de solidaridad, de compañía en el sentimiento. Otros iban inmersos en la prisa, marca del lugar, que tanto nos caracteriza , ajenos a la fecha, para atenuar el paso de forma reverente al pasar por los evocadores objetos. Cumplen su función. “No os olvidamos…” reza, en rojo, una gran pancarta.

Hoy, al salir a la calle he vuelto a recordar aquella mañana. Los gritos de dolor y de miedo, mezclándose con los gritos de furia y las órdenes de los primeros que intentan organizar el caos . El aire de la ciudad lleno de humo, ensombreciendo aún más lo que ya era un día lluvioso y triste, el sonido de miles de sirenas que llega desde todas direcciones.

Hoy vuelvo a ver tantos héroes anónimos, hombres y mujeres que salían del infierno, de todas las razas y lenguas, ensangrentados, caminando a duras penas, pero llevando a otros en brazos...o como podían. Taxis y vehículos propios convertidos en ambulancias improvisadas. La calle llenándose de sábanas, mantas y edredones de todos los colores para acoger a los heridos. Es una ciudad sorprendida, es una ciudad golpeada, pero una vez más Madrid es una ciudad que responde y se niega a doblegarse.

Hoy vuelvo a recordar los intentos por llamar a casa, la angustia por decirles que estoy bien. Las noticias del atentado ya vuelan por los medios de comunicación.
- ¡ Estarán preocupados! -.

Es imposible. Miles de teléfonos están intentando comunicar. Después supimos que una de las escenas más duras fue oír tantos teléfonos sonando sobre las vías, una y otra vez, como una llamada desesperada, en busca de la voz del ser querido, sin que nadie pudiera atenderlos.

Por fin descuelgan, me atiende una voz llorosa. También ella intentaba comunicar, sin éxito.

- ¡ Estoy bien!, no te preocupes…no me ha pasado nada…

Hoy , a pesar de los esfuerzos, no logro evitar en mi mente aquel retraso que me pudo salvar la vida. Vuelven a mezclarse la gratitud, el miedo y la angustia de saberte a media hora de distancia de la muerte.

Hoy no puedo evitar recordar cada noticia, cada testimonio, cada comentario. Aquella multitud camino de Atocha, avanzando en la noche. Nunca la lluvia fue tan triste, empapados de ira y pesar, unidos en los gritos, unidos en el silencio.

Hoy no pienso asistir a ninguna concentración, no pienso hacer bulto en ningún acto para servir a ningún fin político, sea del color que sea. Hoy no quiero formar parte de las estadísticas. He llorado en silencio mi homenaje a todos los que perdieron la vida aquel día, he dado gracias por los que se salvaron y he orado por las familias que quedaron rotas.

Hoy he vuelto a casa, como aquel día, algo que no pudieron hacer ciento noventa y dos personas indefensas, que usaban un tren de cercanías para llegar a sus trabajos …o iban a buscarlos, entre las 7:30 y la 7:45 de la mañana. Alguien los eligió, sin su consentimiento, como víctimas de una guerra que tenía otros actores, otras muchas víctimas, otros perdedores, algunos beneficiados, lo de siempre. Un número aterrador y sin embargo se queda pequeño al pensar en las miles de vidas que se pierden cada día en conflictos premeditados que sirven a los intereses de unos pocos.

Hoy he vuelto a casa, como aquel día, con una mezcla de impotencia, rabia, tristeza y lo que es peor…¿ Resignación?

“No os olvidamos…", no podríamos.







domingo, 1 de marzo de 2009

DEFINIRTE SIN MI.


Hemos esperado mucho tiempo este álbum, el primero de Labuat y el primer trabajo discográfico de Virginia Maestro. Este momento era para muchos una meta, un premio, un logro. Pero también es un principio, una escala, una estación de tránsito a destinos mejores. Lo creo firmemente.

Hay muchas formas de valorar un trabajo discográfico. Una es a través de la impresión que nos produce, el placer que nos proporciona el escuchar una y otra vez una canción, o tres…o quizá más. No necesitamos argumentos, esos vienen luego, simplemente podemos afirmar que nos han llegado al corazón, que la melodía y partes de la letra se quedan resonando en algún lugar y viajan sin permiso por nuestra mente.

Otra es valorar con nuestro bagaje de conocimientos musicales y literarios, los cuáles nunca son suficientes, la calidad del trabajo que tenemos delante. Aquí influyen tantas cosas de nuestro trasfondo personal que cuesta ser objetivo, pero en verdad es un análisis más frío y distante que el anterior.

Otra muy diferente es analizar el impacto que esta primicia puede tener en el mercado musical, en el que va a tener que competir y de dónde ha de sacar fuerzas para un segundo intento. Este análisis se realiza ya bajo cero. Efectivamente, amigo Sub, una cosa es la música y otra son los negocios.

Son varias las formas de mirar una misma cuestión. El gusto personal es sólo una más y valorar el disco sólo desde esta perspectiva me parecería injusto. En fin, he necesitado cinco párrafos para decir que sólo me gustan algunas canciones de este álbum. Dos de ellas entrarían en la lista de canciones que me gustaría llevarme a una isla desierta ; . “Defíneme sin ti” y “Soy tu aire”. Hay otras dos que tienen mi simpatía pero no me terminan de enamorar ; “Ya se verá” y “Carta de Otoño”. Casi cuatro sobre diez son razones más que suficientes para comprar un CD. He obtenido peores resultados con álbumes de mis grandes mitos musicales y eso que no eran un primer trabajo y había acuerdo previo en cuanto al estilo musical.

Hay dos cosas que me gustaría destacar. Una es la voz de Virginia que resulta espectacular. Sabíamos de su versatilidad, que tanto le negaron, sabíamos de su capacidad de adaptación, sabíamos que su voz podía dar más de sí, pero no nos imaginábamos tanto. Creo sinceramente que es un punto fuerte en este trabajo y nos muestra unos registros variados, sorprendentes, junto con la calidez y autenticidad de su interpretación. “Soy tu aire” es un gran ejemplo. Nos ha dejado mucho de ella en estos temas.

La segunda es el tema “defíneme sin ti” . Mi joya escondida. Un soul que habría firmado la Motown con toques añadidos de modernidad. Un gran papel de la base rítmica, muy trabajada, apoyada por los coros y Virginia cantando en un registro desconocido hasta ahora. ¿ Podéis evitar la imagen del foco, el micro niquelado y ella con el pelo recogido, guapísima ,con vestido de noche, guantes largos y mucho carmín ? Si la velada era aburrida la actuación de esta joven ha captado todas las miradas y ha repartido sonrisas.

De “carta de otoño” y “ya se verá” poco puedo decir. No están mal pero quedan un poco “planas”. Ambas tienen una bonita melodía, gran instrumentación, coros espectaculares , Virginia está muy dulce, pero dejan insatisfecho, se echa de menos una progresión y un momento cumbre. “Ya se verá” podría ser una gran canción pero queda un tema de musical Disney. Entendedme bien, no tengo nada en contra de los musicales Disney, al contrario, pero no es lo que esperaba en este álbum.

Hay muchas otras cosas que me gustan de este disco y valoro el disco en su conjunto, aunque lo haga desde otro punto de vista distinto al de la pasión. Creo que puede tener una gran acogida, ser una buena carta de presentación y me alegra ver que salvo en algunas canciones muy concretas, existe desacuerdo en la valoración del disco. Esto indica que es un trabajo capaz de llegar a muchos públicos.

Yo hubiese añadido más variedad al estilo de las letras. Aunque hay letras con mucha calidad, ese aire enigmático e irónico de Risto resulta bien en la prosa y ser original para algunas canciones, pero resulta repetitivo para ocho temas de diez. La variedad musical no se ve secundada por la riqueza del libreto. Se hubiese agradecido algo más de variedad de estilo.

En cuanto a la instrumentación es espectacular, aunque en ocasiones (pocas) su exhuberancia resulta inoportuna y le quita protagonismo y brillo a la voz. Los PT deberían haber apagado el móvil en alguna de las grabaciones. Pero esto es sólo mi opinión y estoy abierto a reconsiderarla.

Por otra parte el disco es un homenaje a la música. Tiene la capacidad de traer a nuestra memoria muchos estilos, nos gusten o no, muy diferentes que han contribuido a conformar la música actual. Al mismo tiempo es original, pretende un toque de modernidad en el tratamiento de los temas que hace que suenen a nuevo. Música Latina, caribeña, disco, country, vals , rock, pop , algo de psicodélica y hasta un toque de “Hair”, todo bajo otro prisma. Prácticamente en cada canción hay unas notas que nos recuerdan alguna canción ya conocida. Creo que es un elemento más para intensificar esa sensación de homenaje. Un disco dedicado a la música.

Se que hay temas de los que no he hablado, en verdad no me gustan, pero creo que deben estar ahí y que a muchas otras personas les van a encantar y apasionar. Ahora toca esperar una buena promoción.

Sinceramente, me uno al aplauso general y comprendo, incluso agradezco que muchos no estéis de acuerdo con estas opiniones que he expresado, eso significará que este primer trabajo va a tener una gran acogida por parte de personas con gustos muy diversos y eso es lo que esperábamos de este primer disco. Lo demás, lo que algunos queremos ver de Virginia irá apareciendo. Mientras tanto, disfrutemos del camino… y ya se verá.


Con cariño

Ulyses.







Labuat: "Soy tu aire" piano cover.


John Park Pianist


13 de febrero de 2009

viernes, 20 de febrero de 2009

Virginia Maestro y Labuat

VIRGINIA MAESTRO Y LABUAT.




Hacía tiempo que no me ponía la armadura de Ulyses23. Con esto quiero anticiparos que me dispongo a escribir un artículo a la antigua usanza, como aquellos textos interminables que me soportabais en el foro de T5 quiénes andabais por allí. Creo que pocas veces he recibido una muestra de cariño tal y eso que advertía previamente de la longitud de mis escritos. Hoy procuraré ser algo más breve, pero igual de intenso.

También acostumbraba a servirme de algún ejemplo, de alguna ilustración que sacaba del mundo del cine. Hoy también traigo una.

La diferencia con otras ocasiones, tengo que confesarlo, es que hoy tengo cierto miedo por lo que voy a decir. Y eso que estoy en este blog y me siento rodeado de amigos y amigas. Tengo miedo de no ser entendido, de ser malinterpretado. Pero… estos son los riesgos de ir por ahí como Ulyses23. Vamos allá. Sólo os pido; por favor, leedme hasta el final.

Una de mis películas preferidas es “Un gángster para un milagro” dirigida por Frank Capra en 1961. Nos cuenta la historia de una pobre vendedora ambulante, la entrañable Annie manzanas, interpretada por Bette Davis y un gángster supersticioso que necesita las manzanas de Annie para sentirse seguro, interpretado por Glenn Ford. Seguro que ya os va sonando. El caso es que Annie, una indigente con problemas de alcohol tiene una hija, educada en el extranjero, con la que mantiene correspondencia y vive en el convencimiento de que su madre es una viuda de la alta sociedad norteamericana. La trama surge cuando su hija le anuncia su llegada inminente junto con su prometido y la familia de éste con el propósito de conocerla. Annie teme la decepción de su hija cuando sepa la realidad, pero aún peor es el temor de que se pueda frustrar el futuro de su hija y su inminente matrimonio.

Una pandilla de contrabandistas de buen corazón, con Glenn Ford a la cabeza deciden montar toda una parafernalia para convencer a hija, prometido y familia de que Annie es efectivamente un miembro de la alta sociedad. No puedo contar nada más sin llenar todo esto de Spoilers.

Lo que esta película, este cuento entrañable de Capra nos enseña, entre lágrimas y risas es que Annie no era la dama de alta sociedad que trataban de simular, pero tampoco era la vendedora de manzanas triste y dejada. La verdadera Annie habitaba en un lugar intermedio entre esos extremos y era una mujer bella y entrañable.

Ahora es cuando viene la ilustración, que no la comparación. Me pregunto si no estaremos actuando como esos “contrabandistas buenos”. Me refiero a los fans, seguidores, admiradores… y estamos tratando de construir una Virginia a nuestra imagen, lo que deseamos de ella, ignorando lo que es en realidad y lo que ELLA QUIERE. Guiados por el cariño y la admiración podemos estar actuando como si tratáramos con la Virginia de dentro de cinco años y no con la Virginia de AHORA.

Y el caso es que nuestra Virginia de febrero del 2009 es maravillosa. Es una cantante que EMPIEZA en el mundo discográfico, forma parte de un equipo muy profesional, con una idea clara en cuanto al producto que quieren lanzar al mercado, quizá menos en cuanto a la acogida del propio mercado. Hay una apuesta definida por un disco de estilos, buscando mezclar lo original con lo evocador. Hay una clara intención de romper con la imagen del concurso de talentos, de empezar desde abajo, sin trampa ni cartón, con el tiempo y el esfuerzo que ello requiera. De ganarse el respeto del mundillo musical y discográfico. Tiene la oportunidad de lanzar un tema y medio de elaboración propia y es indudable, y esto lo sabe quién está relacionado con el mundillo de la producción musical, que los temas se tienen que adaptar a las características y personalidad de la intérprete. Esta es la situación actual de Virginia. Es mucho más de lo que hubiese recibido de seguir por la senda marcada de Operación triunfo si Labuat no hubiese intermediado.

Tiene muchos obstáculos contra los que tiene que luchar. Tanto ella como Labuat, especialmente Risto, son considerados un producto de Tele 5. Llevan el olor a OT todavía impregnado. De ahí la ignorancia de otros medios hacia este proyecto y la fuerte oposición que van a encontrar a lo que se añade la propia capacidad de Tele 5 de obstaculizarse entre ellos mismos. El éxito depende de muchos factores, pero el éxito de este proyecto va a requerir un esfuerzo extra de paciencia, tesón y aguante a una crítica que va a ser despiadada. Esta es la situación AHORA.

A veces me pregunto cómo impactan en Virginia nuestras manifestaciones. No sé cuánto nos lee, ni el tipo de comentarios que le llegan. Lo cierto es que por sus cartas percibo que nuestra opinión le importa. Por determinados ingredientes del proyecto me da la sensación de que su equipo también tiene en cuenta las opiniones vertidas. Somos actualmente el único referente hasta que el disco llegue al mercado y existan estadísticas reales de venta.

Me pregunto cómo le llegaran tantas ilusiones, expectativas, criterios y gustos dispares y que impacto tienen. A veces la imagino como aquellas viñetas de los cómics de Spiderman, en los que el héroe aparecía en el centro rodeado de los rostros de las personas que formaban parte de su vida, cada uno haciendo su exigencia, para simbolizar la presión de que era víctima. Esta imaginación mía, que me juega malas pasadas.

Pero me pregunto si no ha sido esto lo que ha motivado su última carta “ en diferido” , ese “diles que…” que nos ha llegado y que parecía una llamada a la tranquilidad, con una velada promesa o lejana posibilidad de un disco de temas propios cuando aún no hemos paladeado el primero.

Si yo estuviese en su lugar me gustaría que la información que me llega de la gente que me apoya es que tengo espacio y que tengo tiempo. Eso es lo que mi entrañable Julien Sorel ha llamado “margen de confianza” en el foro.

Espacio para probar, para intentar cosas nuevas, para experimentar, fracasar y volverlo a intentar. Esto no significa ser incondicional, sino pacientes, no significa sacrificar nuestros gustos y criterios musicales, pero si juzgar su trabajo con cierta benevolencia y de forma global, sin disecciones, ni lupas ni microscopios de aumento. Significa que le “permitamos” tratar de llegar a otros públicos y publicitarse en todos los medios que encuentre a su alcance. Darle el derecho a empezar de cero, como cualquiera de las personas que están intentando llegar al mercado musical. Porque la fama que tiene actualmente es una ventaja, pero también es un hándicap importante.

Dejemos que Virginia sea Virginia. Dejemos que crezca. Probablemente en unos años veremos todo lo que le pedimos, con todo el cariño, ahora. Que disfrutemos y que disfrute del proceso y que no intentemos acelerarlo y convertirla de la noche a la mañana en la nueva reina de la Motown. No seamos como aquellos cariñosos gángster de Annie Manzanas, aún con toda nuestra mejor intención, porque podríamos estarnos perdiendo la Virginia ( Y el Labuat) de ahora, de los comienzos, con toda su belleza. Aún puede mejorar como intérprete, aún puede presentarnos composiciones suyas, aún hay que vivirla en un directo exclusivo, ¡Quedan tantas cosas que disfrutar…!

Quizá sea por las personas que he podido “conocer” en todo este proceso. Quizá sea el privilegio de poder tener un blog dónde compartir mis escritos y recibir vuestras opiniones. Por disponer de un foro excepcionalmente administrado y moderado. Por conocer otros blogs que son como mi casa. Puede ser por las emociones que vivimos a través de la empatía que desarrollamos con Virginia. Quizá por todas estas cosas es que siento que toda esta odisea que empezó en la primavera del 2008 ha merecido la pena. Como admirador me siento pagado, no exijo más, aunque esto no me impide mantener grandes esperanzas.

Yo hubiese esperado un disco con otros estilos y con otros arreglos. Mis amigos se extrañan de que me guste Virginia, cuando me consideran más Heavy que el Eddy de Iron Maiden ( Para los no iniciados significa MUY heavy), un amante del Blues y un adicto a la música clásica. Pero es que soy capaz de apreciar otros estilos, otros tipos de intérpretes, de disfrutar otros tipos de música, siempre que tenga un mínimo de lo que yo entiendo como calidad.

Yo esperaba otra promoción. Mayor compromiso de Mr. Sony. Veremos la promoción que prometen a partir de del lanzamiento del disco. No me esperaba la torpeza de los anticipos de los temas. ¿ Era necesaria más expectación? ¿ No había suficiente? ¿ Sirven para otra cosa esos anticipos que para decepcionar o para crear falsas expectativas?

No trato de influir en nadie. No quiero convenceros de que cambiéis vuestro gustos, ni aceptéis menor calidad, ni os conforméis con poco, tampoco que compréis un producto que no os convence. Nunca juzgaré el tipo de admirador que sois, ni vuestro nivel de fidelidad o compromiso y por supuesto respetaré todas las opiniones. Creo que es bueno que todas las opiniones se expresen con sinceridad, aunque sin amargura ni decepción. No… no voy a intentar convenceros de nada de eso.

Sólo voy a haceros una petición. Dos en realidad. Una es que sigamos disfrutando del proceso de ver a Virginia crecer como artista, con sus virtudes y sus carencias. Puede que nuestra Virginia de ahora nos guste más que la que hemos querido crear. La otra es que el próximo día 24, cuando hayamos escuchado completo el disco, antes de meternos en profundos análisis, demos a esta chica y a su equipo un fuerte aplauso.

Señoras, señores con todos Uds. Virginia Maestro… Labuat, en su primer trabajo.

(Os dije que intentaría ser breve no que lo fuese a conseguir.)


domingo, 15 de febrero de 2009

LA PRINCESA Y EL GUERRERO.





La primera vez que la vi jugueteaba nerviosa con sus manos. Izquierda contra derecha en batalla singular. El largo pelo cubría su cara, la mirada triste, las uñas mordidas, un jersey de cuello alto en el que se ocultaba hasta la nariz. Escondida, como hacen los pequeños que creen ser invisibles si se tapan los ojos. Me presenté y pregunté su nombre. Me parecía una buena forma de empezar la conversación.

Una densa bruma se mezclaba con el humo de los restos del poblado y formaban una blanca cortina. No podía decir cuanto tiempo pasó desde que salí de mi escondite. Me quede allí, incapaz de soltar una lágrima y sin saber dónde ir. El horror de saber a mi familia perdida, ver mi poblado ardiendo y masacrado, todo mi mundo destruido es más de lo que podía soportar. Sólo pensaba en quedarme entre aquellos restos a esperar la muerte.

Entonces vi su figura atravesando la niebla. Al principio temí la vuelta del horror. Era un guerrero, sin duda, aunque no se parecía a las alimañas que habían arrasado mi hogar. Llegó hasta mí. Se agachó para ponerse a mi altura, dejó su lanza y su escudo a un lado y se quitó el casco con lentos movimientos.

- ¿ Cómo te llamas?- me dijo.

Le tendí una mano que no llegó a estrechar. Me fijé en su pelo sucio y mal arreglado, su delgadez, la forma descuidada de vestir. Su miraba siempre dirigida al suelo. Aparté la sensación de pena. No era buena aliada en estos momentos. Armándome de fría profesionalidad le pregunté si sabía para qué nos habíamos reunido.

- Creen que estoy loca.- contestó.
- ¿ Y tú qué opinas ?- pregunté

Me miró por primera vez a los ojos, diría que con curiosidad. Sus ojos eran grandes y expresivos, una nariz larga y estilizada, unos labios generosos que tiende a esconder hacia dentro. Es una joven muy guapa, aunque ella no lo cree. Se encogió de hombros y cruzó los brazos. Fue toda su respuesta durante un rato, finalmente, ante mi silencio, añadió:

- Pregúntaselo a ellos.

Ellos. Ellos son sus profesores, para la mayoría constituye un caso perdido. Ellos son los servicios sociales, que la catalogan como un problema. Ellos son sus abuelos, con los que vive y que dicen no saber qué hacer. Ellos son el padre que la abandonó y su madre internada en un centro de rehabilitación. Ellos son los compañeros de clase que se ríen de ella, la rechazan, la apartan o acosan sin ninguna piedad. Ellos son también el barrio marginal en el que vive dónde sólo importa uno mismo.

- ¿ Tienes familia… en alguna parte ? - Me preguntó, mientras miraba la devastación a su alrededor.
- Mis abuelos … viven lejos, junto al monte Pelion.

Se queda pensativo y silencioso mirando a un lejano lugar en el horizonte. Por un instante desee que siguiese su camino y se olvidará de mí. Pero la perspectiva de volver a encontrarme sola en un mundo arrasado sin otro destino que la desaparición, de pronto, me aterraba. Temí que se marchara sin mí a un mundo que yo desconocía.
“¡Llévame contigo…ayúdame! “ era mi grito interior, sin que una sola palabra saliera de mi boca.

- Puedes quedarte aquí y morir, si es lo que deseas. Eso es lo que ocurrirá. También puedes venir conmigo. Será una travesía difícil y tendremos que luchar. Tú decides – dijo, mirándome a los ojos.

Simplemente se levantó. Cargo a su espalda el redondo escudo, empuñó la lanza y comenzó a caminar sin mirar atrás ni un solo instante. Me costó un tiempo alcanzarle. Comenzar este viaje era una de las pocas cosas que me hacía ilusión en mi vida.

Fue el comienzo de días muy duros, especialmente para ella. Demasiadas cosas a resolver y serias dudas por mi parte de si realmente estaba decidida a intentarlo. Durante años su único recurso había sido escapar de las situaciones o responder con violencia, incluida la violencia contra ella misma. No estaba dispuesta a colaborar, respondía a todo con monosílabos, no creía en absoluto que esta terapia se sirviera para nada y yo no me consideraba la persona adecuada para ayudarla.

- No le importo a nadie – Me dijo en una ocasión. Es un principio, una llamada de auxilio, muy profunda , pero al menos, un resquicio por el que entrar, una pequeña luz al final del tunel.

- ¿ Y a ti? ¿ Te importa alguien?- pregunto.

No esperaba la pregunta. No tenía la respuesta . Creo que hace mucho que cerró ese hueco para el amor y la amistad, por pura supervivencia.

- Yo pensaba lo mismo que tú- digo. Ella me mira con sorpresa. - También me sentía rechazado de niño.

Yo también llegué a creer que era un rechazo justificado. Es duro volver a abrir esa herida. La cicatriz es más endeble de lo que pensaba. Mis problemas de salud y un crecimiento tardío me convirtieron en la víctima perfecta para el típico grupo de acosadores. Recuerdo el terror que suponía ir al colegio cada día y el esfuerzo que suponía ocultar mis sentimientos, la multitud de motes dolorosos, las burlas, el desprecio, el ser catalogado como “un niño raro” por los adultos, que conviertan tus virtudes en defectos, tener que sacar malas notas para conseguir que te dejen en paz, mentir para que te presten un poco de atención aquellos que te ignoran. Asumir el papel de culpable, considerarte en verdad “raro” y atribuirte la causa de tus males. Es poco en comparación con lo que ella ha sufrido, pero ya es un vínculo, un principio de identificación…

El camino es duro y está lleno de peligros. El se preocupa por mí, aunque aparenta no hacerlo. Durante el día parece ignorarme, pero siempre está atento a cualquier amenaza, siempre se expone el primero y elige los caminos menos vigilados. Se obliga a descansos que él no necesita. En la noche me arropa cuando cree que duermo y mantiene vivo el fuego. Ver su esfuerzo hacia mí me da un motivo para sobrevivir.

Una de aquellas noches pude ver sus heridas a la tenue luz de la llama. Profundas cicatrices de las batallas vividas.

- ¿ De qué tienes tantas cicatrices? – le pregunté en una ocasión.

No le imaginaba hablando de si mismo. Siempre era él quién preguntaba. Pero me sorprendió. Me habló de sus sufrimientos, me contó los momentos en los que también quiso desaparecer, sus anhelos y sus temores tan similares a los míos, me habló de las heridas recibidas, algunas muy profundas y lo que tardaron en curar, me hablo del día en que decidió dejar de ser una víctima y convertirse en guerrero…

Algo empieza a cambiar. Hay progresos. Un oportuno cambio de centro le ha dado la oportunidad de empezar de nuevo. Sus esfuerzos comienzan a dar fruto, en sus estudios, también en sus habilidades para relacionarse.

Dos ángeles se han unido a nuestra causa. Una de sus profesoras y una trabajadora social, codo con codo, incansables, como hadas de cuento colaboran para transformar a nuestra Cenicienta en una princesa. Sin varita mágica el proceso es desesperantemente más lento, aunque suplen su ausencia con paciencia y cariño. Es increíble lo que pueden hacer un cambio en la forma de vestir, un poco de maquillaje y algunos buenos y oportunos consejos femeninos. Tienen efectos sorprendentes. ¿ Cómo no se me pudo ocurrir…? ¿ Dónde habéis estado hasta ahora, hadas buenas?

Aquel día me tenía preparada una inesperada sorpresa. Puso ante mí una carpeta llena de hojas manuscritas.

- Son cosas mías. Me gustaría que las leyeses -.

Y las leo. Aquella carpeta contenía su alma. Era como leer directamente de su corazón. Descubro de golpe años de gritos en el silencio, un torrente de sentimientos contenidos. Todo el dolor que no ha sido capaz de expresar hasta ahora y la coraza que tuvo que fabricar. Pero hay más. También descubro una imaginación desbordante , una gran belleza en su forma de escribir, un deseo ardiente de ser querida y aceptada…

Hablamos mucho y compartimos historias. Le agradan mis cuentos y eso me hace sentir orgullosa. A mi también me gusta escucharle. Cuenta historias preciosas, reales o no. Nunca había hablado tanto con otra persona.

También me enseña a luchar. Me enseña que lo importante no es la fuerza ni la destreza, tampoco lo es la apariencia ni lo que piensen los demás. Me enseña la importancia de la inteligencia, de saber medir las fuerzas y de los hábitos que se obtienen con perseverancia. Me enseña que cualquier dificultad se puede superar si no nos dejamos atemorizar y buscamos con paciencia una solución. Me enseña a quererme y aceptarme tal como soy para que yo también pueda querer a otros. Me convence de que nuestro valor no depende de cómo nos valoren los demás.

Tras meses de viaje hemos llegado a la aldea. Ahora Tengo una nueva familia y nuevos amigos. Personas que me cuidan y se preocupan por mí. Adquiero también la responsabilidad de cuidarlos porque ahora yo también soy una guerrera. Pronto estas profundas heridas se convertirán en cicatrices y podré ser yo quien ayude a otros.

Él… se marcha. Tiene que proseguir su camino…

Tras arduos meses llega el momento de la despedida. Ha hecho grandes progresos y debe continuar sola. Ahora tiene a su familia y sus amigos. Veo ante mi una preciosa joven, de amplia y sincera sonrisa que ya no se esconde ni aparta la mirada.

- ¿ Volveremos a vernos, verdad?- Me pregunta

Ella sabe cómo encontrarme. Sabe que cuando lo necesite acudiré a su lado, pero también sabe que es preferible que afronte ella misma las dificultades y las decisiones a partir de ahora. Quiere asegurarse de que ese vínculo seguirá vivo. Busco en el bolsillo interior de la chaqueta y saco mi pluma, compañera inseparable. Le llamaba mucho la atención verme escribir con pluma y comentaba que algún día ella lo intentaría también.

- Para ti- le digo- No es un regalo, es un préstamo. Cuídala hasta la próxima vez que nos veamos. Tendrás que escribir con ella, así te acordarás de mí…

Estamos frente a la costa. Me he negado a contener las lágrimas. Es el día de su partida.
- ¿ Nos volveremos a ver?- pregunto.

El mira a lo lejos, hacia el horizonte, como siempre que piensa mucho su respuesta. Recoge una lágrima con sus dedos. A veces, cuando lloraba, hacia este gesto y me decía que las guardaba para cambiarlas por perlas. Así conseguía robarme una sonrisa.

- Algún día volveremos a vernos. Mientras tanto quiero que tengas algo - Me tiende su espada. Lleva tallado su nombre y sé que es única para él. Prometo cuidarla como un tesoro hasta que vuelva a pedírmela.

Veo su barco alejarse hacia el atardecer, las velas extendidas tratando de alcanzar el Sol sobre un mar de fuego.

- Algún día volveremos a vernos.- repito

En las noches frías, frente al fuego de la aldea, cuento una de las historias que él me enseñó y con más cariño recuerdo. Habla de un príncipe que tuvo que huir de su reino siendo muy niño. En la huida, la nodriza que lo llevaba lo dejó caer. Durante años vivió impedido y olvidado en el Reino del silencio. Un día, un Gran Rey supo de él gracias a un sueño y ordenó a sus súbditos que buscarán día y noche hasta encontrar al príncipe. El joven volvió al lugar que le correspondía, a la mesa del Rey, bajo su tutela . Esta historia me recuerda la princesa que soy, el príncipe que hay en cada uno de nosotros. Cierto es que a veces lo olvidamos, entonces agradecemos que alguien venga a rescatarnos del reino del silencio y nos recuerde nuestro inmenso valor.

Al cabo de unos días recibí un inesperado regalo. Era un sobre a mi nombre que contenía un hermoso cuento escrito por ella , con una delicada dedicatoria escrita a pluma y que conservo como un tesoro. Su título es “El guerrero en la bruma”. En colaboración con la autora escribimos una nueva versión y de mutuo acuerdo lo titulamos “La princesa y el guerrero”.

Es el cuento que acabáis de leer que al fin puede ver la luz. Os lo dedicamos, lectores y lectoras, con mucho cariño.









lunes, 9 de febrero de 2009

UNA PETICIÓN DE AYUDA



Desde este blog nos llega a todos una petición de ayuda. Retiran la custudia de su hija a una pareja por ser discapacitados. Os pido que uséis el enlace para poder acceder directamente a la información.

GRACIAS.


http://el-rincon-de-mari.blogspot.com/

viernes, 6 de febrero de 2009

EN EL PAÍS DE OZ



-Y ahora, ¿cuál es el camino correcto?- se preguntó Dorothy-
¡Aquel me parece un buen camino!- dijo un espantapájaros que cuidaba el maizal, mientras señalaba el camino de la derecha.
- ¿Quién habló?
- Aunque este otro también me parece bien - volvió a hablar el espantapájaros, señalando con la otra mano el camino de la izquierda.
- ¿Has hablado tú?— preguntó Dorothy y el espantapájaros movió la cabeza afirmativamente.
- Dime, ¿cuál es el camino? ¿No puedes decidirte?
- No. No tengo cerebro
- Y entonces, ¿cómo puedes hablar?
- No sé. Pero mucha gente sin cerebro habla mucho ¿ No es cierto?

L. Frank Baum : El maravilloso Mago de Oz *

Cuando llegues a Oz no habrá sido un viaje tranquilo. Vendrá precedido de una gran tormenta y habrás cabalgado en un tornado. Puede que no sepas dónde estás todavía, sólo que ha ocurrido algo en tu vida, de pronto, que la ha trastornado por completo y contemplas un camino nuevo a recorrer. El tornado adopta diversas formas. A veces es una mala noticia, es una enfermedad, una despedida, una pérdida, un amor que desfallece. En otras ocasiones es un cambio alegre y deseado, nuevas metas, un anhelo cumplido, un nuevo horizonte que se abre ante ti.

Y habrás de emprender el viaje, habrás de ponerte en marcha. ¿Qué ven tus ojos? ¿Es un bosque tenebroso que no puedes rodear? ¿ Es un camino brillante, embaldosado de oro y lleno de ilusión?. Te deseo el camino de baldosas. Pero no te engañes. Sea cuál sea la ruta que encuentres ante ti llegará el desánimo y se presentarán dificultades. No faltará quién escriba con humo en el cielo una sentencia amenazante, un mensaje turbador siempre presente : ¡Ríndete...! y a continuación … tu nombre.

Y tendrás que cruzar parajes llenos de peligros aún por descubrir.
Por eso te deseo que encuentres amigos. Rodéate de amigos que puedan ayudarte, pero recuerda que ellos también tienen sus carencias, también buscan cumplir sus sueños, también te necesitan. Por este mundo de Oz se camina mejor acompañado, formando un buen equipo.

- ¡Dime¡ ¿Qué más te falta? ¿Qué te detiene?

A veces nos sentimos incapaces de tomar la decisión adecuada, de elegir el camino correcto, de encontrar la idea salvadora…” Si tuviera un cerebro…”

A veces sabemos cuáles son los pasos necesarios pero nos falta el valor para darlos…”Si tuviera coraje...”

A veces nos detiene la falta de amor. El amor hacia nosotros mismos y hacia los demás que impulse el esfuerzo necesario…” Si tuviera un corazón…”

Algo que aprendí en Oz es que no te conocerás hasta que las dificultades del camino te pongan a prueba. Puede que al esforzarte, al enfrentar los obstáculos descubras que posees aquello que añoras o pensabas que no tenías.

Y si algo no encuentras en ti, busca en la amistad. Descubrirás que no lo puedes tener todo ni hacer todo. Saber pedir ayuda es una virtud y no un defecto. Permite las ideas de otros, contágiate del valor de otros, sorpréndete por lo que querrían hacer por ti aquellos que realmente te aman. Abre tu corazón para dar y recibir.

Ten a tus amigos cerca. Evitarán que el sueño de la confianza te venza y te duermas a las puertas de Ciudad Esmeralda, te mantendrán en guardia, pararán algunos de los golpes, estarán dispuestos a rescatarte de las prisiones de la vida y te harán saber que te necesitan.

No confíes en falsos magos de apariencia deslumbrante y poderosa. No confíes en atajos ni en falsas promesas de sencillez, porque todo aquello que realmente merece la pena tiene su precio y requiere esfuerzo y paciencia.

Así pues te deseo amigos. Te deseo que nunca eches de menos tu hogar. Tu hogar está allí dónde te aman. Estés dónde estés, que siempre encuentres un fuego, un plato caliente y una sonrisa.

Y sobre todo, admira el paisaje al otro lado del Arco Iris, disfruta del viaje mientras dure y valora todo lo que aprendas, sea con lágrimas o risas.

Dedicado con cariño a vosotros y vosotras, quiénes lucháis cada día por vuestros sueños y afrontáis vuestros desafíos cotidianos, grandes o pequeños.

( …y a una cantante sevillana de ojos azules y su equipo que están a punto de lanzar su primer disco.)

Tengo claro quién sería Dorothy pero ¿ Y los otros...?

*El maravilloso Mago de Oz es un libro de literatura infantil escrito por L. Frank Baum e ilustrado por W. W. Denslow, publicado por primera vez en Chicado en 1900. En 1939 se realizó la película El Mago de Oz, dirigida por Victor Fleming.