* Fotografía obtenida por Kalua y publicada en www.labuat.es ( Con mi gratitud)
A veces pienso que es a causa de mi nombre. Me refiero a la circunstancia de “llamarme” Ulyses. Sé que se escribe Ulises o Ulysses, pero el nick es mío y lo escribo así. Digo esto porque creo hacer honor a las peripecias del personaje. Siempre que me veo cerca de una meta soñada con esta preciosa cantante menudita de ojos azules a la que admiro, un viento en contra o la mano de algún extraño designio insuperable, me impide llegar y me aleja del propósito. Me sucedió en Casagrande y me volvió a suceder anoche en mi propia ciudad y para mayor ironía, si cabe, en la sala “Penélope”. ¿ Será posible?
Hasta aquí mis quejas. Ahora vienen los lamentos. ¡ Cuánto me hubiese gustado estar allí!. Quiénes habéis seguido mis escritos sabéis cuanto ansiaba este momento, el primer concierto en solitario de Virginia. Era una meta simbólica, en mi ciudad y me la he perdido. Se que tendré otras oportunidades y se impondrá hacer un esfuerzo para poder presenciarla en directo en alguna otra ciudad.
Me hubiese gustado ofreceros una crónica. Sueño con poder describiros detalles de un evento así a través de mi prisma personal, pero en esta ocasión no va a ser posible. Al menos me queda el consuelo de que ya hay excelentes crónicas circulando y es muy de agradecer el esfuerzo de sus autores y autoras.
Tampoco podré ofreceros un análisis del concierto, ni de los temas en directo, puesto que no estuve ( se que ya lo dicho, es que me cuesta aceptarlo). Me he esforzado, eso sí, por ver todos los vídeos que han caído a mi alcance y por empaparme de todas las impresiones y relatos que habéis dejado en los diferentes lugares de encuentro.
Así, que con este escaso bagaje lo único que puedo hacer es compartiros mis impresiones y sensaciones tras el esperado estreno.
He elegido esta foto que veis en la cabecera del artículo porque creo que es la que mejor simboliza lo que durante tanto tiempo y tras arduas luchas estábamos esperando. Virginia en un escenario, como protagonista principal, con un vestuario apropiado que destacaba su belleza, por fin, y acompañada de una verdadera banda de músicos. Muy buenos músicos. No olvidéis esta imagen, es una imagen del comienzo y será muy cotizada.
Su actuación en directo me ha sorprendido. No quiero ni pensar que habría sentido de haberla escuchado allí, en persona, a pie de escenario. Me ha parecido que ha demostrado una gran seguridad, su interpretación vocal ha estado a un gran nivel, máxime cuando se trata de un concierto en directo y hemos podido comprobar que ha ganado mucho, pero mucho, en profesionalidad y madurez artística, a pesar de los lógicos nervios del comienzo.
Virginia tiene algo especial cuando canta. Es algo que siempre me ha gustado de ella. No sólo es capaz de crear una atmosfera a su alrededor. Transmite entusiasmo, sinceridad, nos muestra la pasión que siente por lo que está haciendo. Mientras muchos artistas se esfuerzan en llamar la atención sobre ellos mismos, se empeñan por exaltarse ante los focos, Virginia se concentra en su canción, la disfruta y la comparte con los presentes, con esa timidez que no termina de perder y que sigue resultando encantadora. Virginia canta con cariño y eso es algo que muchos otros artistas nunca podrán alcanzar.
Hay que celebrar también los arreglos del directo. Creo que la mayoría de los que afirmábamos que la instrumentación del disco era “un pelín” exagerada estábamos en lo cierto. Cuando la instrumentación está en función de la cantante, cuando los músicos cumplen su papel, cuando el exceso de árboles no nos impide ver el bosque, Virginia brilla con luz propia. Me alegra poder afirmar que es una artista que crece en los directos y que no necesita una instrumentación excesivamente elaborada para convencer. Esto es una gran noticia. Creo que se ha podido ver a Virginia, tal y como muchos deseábamos.
Este evento nos ha mostrado lo que un ambiente de trabajo profesional y amigable puede conseguir cuando se une a la capacidad de trabajo, a la voluntad irreductible, al esfuerzo por aprender y el amor por su trabajo que Virginia demuestra.
Me alegro mucho de que pueda disfrutar de esta oportunidad. Se la merece. No menos que grandes artistas que quedarán en el anonimato, siempre es justo recordarlo. Pero lo cierto es que ella buscó su oportunidad y la ha sabido aprovechar, al menos por ahora. Me atrevo a decir que este si un el momento de transmitir optimismo, de olvidarnos de los despropósitos y mirar hacia delante.
Como dicen unos buenos amigos con los que me encuentro a menudo por aquí, en la red, el éxito tiene muchas formas. Hay muchas formas diferentes de concebirlo. Yo creo que siempre es una buena elección apostar por la música que te gusta, la música que sientes y te ayuda a transmitir lo que quieres. Esto podrá proporcionar más menos riqueza, más o menos fama, más o menos fans, pero insisto, siempre es una buena elección apostar por hacer lo que te gusta, aquello que puedes defender con orgullo y sinceridad encima de un escenario, independientemente del tamaño que éste tenga. De esta elección dependerá la progresión de Virginia.
Te deseo, Virginia, el mayor de los éxitos. El éxito que tú quieres, tal y como tú lo defines, tal y como tú lo deseas.
Y que TODOS tus admiradores, podamos disfrutarlo, incluidos los “Ulises”.