domingo, 14 de junio de 2009

INSPIRACION




Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos,
que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar;
vió muchas ciudades de hombres y conoció su talante,
y dolores sufrió sin cuento en el mar tratando
de asegurar la vida y el retorno de sus compañeros.
Mas no consiguió salvarlos, con mucho quererlo,
pues de su propia insensatez sucumbieron víctimas,
¡locas! de Hiperión Helios las vacas comieron,
y en tal punto acabó para ellos el día del retorno.
Diosa, hija de Zeus, también a nosotros,
cuéntanos algún pasaje de estos sucesos.


Nuestro amado Ulyses me ha pedido que mantenga vivo este pequeño reino mientras el está en un viaje que requiere de toda su energía y lo va a tener ausente durante algún tiempo. Quiero muchísimo al astuto rey de Itaca pero dejarme esta taréa me parece un poco temerario por su parte. Yo me conformaba con esperar aquí sentada a que volviera y como una Penélope cualquiera me dispuse a tejer y destejer mientras aguardaba su regreso, haciendo oidos sordos a los cantos de sirena. Pero, ¡vaya por Dios!, ¡que asco de conciencia!. De vez en cuando paso por aquí y veo el blog sin actualizar y me imagino su voz diciendome "...pero sólo si tu quieres..."¡Será manipulador!, No, no quiero. Mejor, no me atrevo. Pero te lo debo mi querido Hatun-Músico-virginista y cinefilo...y cien cosas más.

Y aquí estoy, sentada, como Serrat, buscando inspiración. ( Puestos a compararme, me quedo con el mejor). Miro y remiro el papel. Voy de la página en blanco al techo y del techo a la página. Y ni una musa oiga, y las he invocado a todas... ni Calíope, ni Clio ni Euterpe, ni niguna de sus hermanas, nada. Por más que esperaba como el arpa de Don Gustavo Adolfo... ni dormida, ni despierta, ni cubierta de polvo.. metaforicamente, por supuesto. Y no tengo dinero para pagar a un negro como Ana Rosa...¡qué mal negocio has hecho Ulyses!. Cuando vuelvas no te queda ni un lector.
En fin, creo que no voy esperar más a esas musas tan remolonas y voy a dedicar esta entrada a una pasión que compartimos ambos. Tranquilos, no es Virginia. Ella ya tiene aquí su defensor. Yo sólo soy una hatun que le está profundamente agradecida por su existencia. No por su música, que aun no termina de llegarme, pero sí por haber convocado a tan buena gente a su alrededor. Para ellos esa muchacha es mágica, para mí su magia consiste en haberme dado a conocer a tantos y tan buenos bloguero. Los que componen esta red de cariño y respeto que se ha formado entre algunas páginas de internet. Y por supuesto por mi país Hatunia.

Si alguno duda de su existencia, les diré que está situada en medio de un océano sin nombre, y es una isla utópica, de blanca arena y gente peleona. Buena gente que se quiere y protege, y que como las fieras se calman con una buena dosis de blues. O se emociona con un tango bien cantado, (Buenos Aires ocupa una gran parte de nuestro territorio). Y nos gusta bailar y reírnos de nuestra sombra. Al primero que se pone solemne lo exiliamos. Algunos somos de lagrima fácil, y todos un poco sentimentales. Y creo que la mayoría grandes exhibicionistas. Y todos amamos la música.

Pero no, no era de Hatunia tampoco de lo que pensaba hablar, aunque a Ulyses como miembro de la tripulación creo que le gustaría.

Voy intentar mantener este lugar cálido y habitable de dos maneras, con poemas que alguna vez hemos compartido a través de muchos correos, de autores que todos amamos, y con la Odisea. Cada día que entre, cada mañana que pueda dejaré un párrafo del libro, y así espero que antes de que los pretendientes de la reina Penélope mueran en el festín, Ulyses se decida a dejar los tiernos brazos de Circe, y tape sus oidos a los cantos de esas frivolas marinas y vuelva a los tranquilos puertos de su Itaca tan amada.
Empiezo pues con un poema de D. Mario. Mi adorado Benedetti.¡ Ay!, hace tan poco que nos dejo. Creo que es una bella poesía que se puede aplicar a la amistad y en este caso aún más.

Hagamos un trato

Compañera,
usted sabe
que puede contar conmigo,
no hasta dos ni hasta diez
sino contar conmigo.
Si algunas veces
advierte
que la miro a los ojos,
y una veta de amor
reconoce en los míos,
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro;
a pesar de la veta,
o tal vez porque existe,
usted puede contar
conmigo.
Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo,
no piense que es flojera
igual puede contar conmigo.
Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar con usted,
es tan lindo
saber que usted existe,
uno se siente vivo;
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos,
aunque sea hasta cinco.
No ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.



Sé que estás muy liado, amigo. Sé que tienes en este momento obligaciones y rutinas más importantes que atender. Esta es mi manera de estar a tu lado. Por si me necesitas, por si necesitas a los muchos lectores que te echan de menos. Aquí estamos.
Vaya quería que fuera divertido y me salió sentimental...
Cuándo vuelvas te prometo qué llevaremos a cabo ese proyecto qué tenemos juntos ¿vale?. Tú pones la música, yo pongo la letra.


Mira, acabo de encontrar la musa, estaba haciendo el tonto con el arpa de becker.