También acostumbraba a servirme de algún ejemplo, de alguna ilustración que sacaba del mundo del cine. Hoy también traigo una.
La diferencia con otras ocasiones, tengo que confesarlo, es que hoy tengo cierto miedo por lo que voy a decir. Y eso que estoy en este blog y me siento rodeado de amigos y amigas. Tengo miedo de no ser entendido, de ser malinterpretado. Pero… estos son los riesgos de ir por ahí como Ulyses23. Vamos allá. Sólo os pido; por favor, leedme hasta el final.
Una de mis películas preferidas es “Un gángster para un milagro” dirigida por Frank Capra en 1961. Nos cuenta la historia de una pobre vendedora ambulante, la entrañable Annie manzanas, interpretada por Bette Davis y un gángster supersticioso que necesita las manzanas de Annie para sentirse seguro, interpretado por Glenn Ford. Seguro que ya os va sonando. El caso es que Annie, una indigente con problemas de alcohol tiene una hija, educada en el extranjero, con la que mantiene correspondencia y vive en el convencimiento de que su madre es una viuda de la alta sociedad norteamericana. La trama surge cuando su hija le anuncia su llegada inminente junto con su prometido y la familia de éste con el propósito de conocerla. Annie teme la decepción de su hija cuando sepa la realidad, pero aún peor es el temor de que se pueda frustrar el futuro de su hija y su inminente matrimonio.
Una pandilla de contrabandistas de buen corazón, con Glenn Ford a la cabeza deciden montar toda una parafernalia para convencer a hija, prometido y familia de que Annie es efectivamente un miembro de la alta sociedad. No puedo contar nada más sin llenar todo esto de Spoilers.
Lo que esta película, este cuento entrañable de Capra nos enseña, entre lágrimas y risas es que Annie no era la dama de alta sociedad que trataban de simular, pero tampoco era la vendedora de manzanas triste y dejada. La verdadera Annie habitaba en un lugar intermedio entre esos extremos y era una mujer bella y entrañable.
Ahora es cuando viene la ilustración, que no la comparación. Me pregunto si no estaremos actuando como esos “contrabandistas buenos”. Me refiero a los fans, seguidores, admiradores… y estamos tratando de construir una Virginia a nuestra imagen, lo que deseamos de ella, ignorando lo que es en realidad y lo que ELLA QUIERE. Guiados por el cariño y la admiración podemos estar actuando como si tratáramos con la Virginia de dentro de cinco años y no con la Virginia de AHORA.
Y el caso es que nuestra Virginia de febrero del 2009 es maravillosa. Es una cantante que EMPIEZA en el mundo discográfico, forma parte de un equipo muy profesional, con una idea clara en cuanto al producto que quieren lanzar al mercado, quizá menos en cuanto a la acogida del propio mercado. Hay una apuesta definida por un disco de estilos, buscando mezclar lo original con lo evocador. Hay una clara intención de romper con la imagen del concurso de talentos, de empezar desde abajo, sin trampa ni cartón, con el tiempo y el esfuerzo que ello requiera. De ganarse el respeto del mundillo musical y discográfico. Tiene la oportunidad de lanzar un tema y medio de elaboración propia y es indudable, y esto lo sabe quién está relacionado con el mundillo de la producción musical, que los temas se tienen que adaptar a las características y personalidad de la intérprete. Esta es la situación actual de Virginia. Es mucho más de lo que hubiese recibido de seguir por la senda marcada de Operación triunfo si Labuat no hubiese intermediado.
Tiene muchos obstáculos contra los que tiene que luchar. Tanto ella como Labuat, especialmente Risto, son considerados un producto de Tele 5. Llevan el olor a OT todavía impregnado. De ahí la ignorancia de otros medios hacia este proyecto y la fuerte oposición que van a encontrar a lo que se añade la propia capacidad de Tele 5 de obstaculizarse entre ellos mismos. El éxito depende de muchos factores, pero el éxito de este proyecto va a requerir un esfuerzo extra de paciencia, tesón y aguante a una crítica que va a ser despiadada. Esta es la situación AHORA.
A veces me pregunto cómo impactan en Virginia nuestras manifestaciones. No sé cuánto nos lee, ni el tipo de comentarios que le llegan. Lo cierto es que por sus cartas percibo que nuestra opinión le importa. Por determinados ingredientes del proyecto me da la sensación de que su equipo también tiene en cuenta las opiniones vertidas. Somos actualmente el único referente hasta que el disco llegue al mercado y existan estadísticas reales de venta.
Me pregunto cómo le llegaran tantas ilusiones, expectativas, criterios y gustos dispares y que impacto tienen. A veces la imagino como aquellas viñetas de los cómics de Spiderman, en los que el héroe aparecía en el centro rodeado de los rostros de las personas que formaban parte de su vida, cada uno haciendo su exigencia, para simbolizar la presión de que era víctima. Esta imaginación mía, que me juega malas pasadas.
Pero me pregunto si no ha sido esto lo que ha motivado su última carta “ en diferido” , ese “diles que…” que nos ha llegado y que parecía una llamada a la tranquilidad, con una velada promesa o lejana posibilidad de un disco de temas propios cuando aún no hemos paladeado el primero.
Si yo estuviese en su lugar me gustaría que la información que me llega de la gente que me apoya es que tengo espacio y que tengo tiempo. Eso es lo que mi entrañable Julien Sorel ha llamado “margen de confianza” en el foro.
Espacio para probar, para intentar cosas nuevas, para experimentar, fracasar y volverlo a intentar. Esto no significa ser incondicional, sino pacientes, no significa sacrificar nuestros gustos y criterios musicales, pero si juzgar su trabajo con cierta benevolencia y de forma global, sin disecciones, ni lupas ni microscopios de aumento. Significa que le “permitamos” tratar de llegar a otros públicos y publicitarse en todos los medios que encuentre a su alcance. Darle el derecho a empezar de cero, como cualquiera de las personas que están intentando llegar al mercado musical. Porque la fama que tiene actualmente es una ventaja, pero también es un hándicap importante.
Dejemos que Virginia sea Virginia. Dejemos que crezca. Probablemente en unos años veremos todo lo que le pedimos, con todo el cariño, ahora. Que disfrutemos y que disfrute del proceso y que no intentemos acelerarlo y convertirla de la noche a la mañana en la nueva reina de la Motown. No seamos como aquellos cariñosos gángster de Annie Manzanas, aún con toda nuestra mejor intención, porque podríamos estarnos perdiendo la Virginia ( Y el Labuat) de ahora, de los comienzos, con toda su belleza. Aún puede mejorar como intérprete, aún puede presentarnos composiciones suyas, aún hay que vivirla en un directo exclusivo, ¡Quedan tantas cosas que disfrutar…!
Quizá sea por las personas que he podido “conocer” en todo este proceso. Quizá sea el privilegio de poder tener un blog dónde compartir mis escritos y recibir vuestras opiniones. Por disponer de un foro excepcionalmente administrado y moderado. Por conocer otros blogs que son como mi casa. Puede ser por las emociones que vivimos a través de la empatía que desarrollamos con Virginia. Quizá por todas estas cosas es que siento que toda esta odisea que empezó en la primavera del 2008 ha merecido la pena. Como admirador me siento pagado, no exijo más, aunque esto no me impide mantener grandes esperanzas.
Yo hubiese esperado un disco con otros estilos y con otros arreglos. Mis amigos se extrañan de que me guste Virginia, cuando me consideran más Heavy que el Eddy de Iron Maiden ( Para los no iniciados significa MUY heavy), un amante del Blues y un adicto a la música clásica. Pero es que soy capaz de apreciar otros estilos, otros tipos de intérpretes, de disfrutar otros tipos de música, siempre que tenga un mínimo de lo que yo entiendo como calidad.
Yo esperaba otra promoción. Mayor compromiso de Mr. Sony. Veremos la promoción que prometen a partir de del lanzamiento del disco. No me esperaba la torpeza de los anticipos de los temas. ¿ Era necesaria más expectación? ¿ No había suficiente? ¿ Sirven para otra cosa esos anticipos que para decepcionar o para crear falsas expectativas?
No trato de influir en nadie. No quiero convenceros de que cambiéis vuestro gustos, ni aceptéis menor calidad, ni os conforméis con poco, tampoco que compréis un producto que no os convence. Nunca juzgaré el tipo de admirador que sois, ni vuestro nivel de fidelidad o compromiso y por supuesto respetaré todas las opiniones. Creo que es bueno que todas las opiniones se expresen con sinceridad, aunque sin amargura ni decepción. No… no voy a intentar convenceros de nada de eso.
Sólo voy a haceros una petición. Dos en realidad. Una es que sigamos disfrutando del proceso de ver a Virginia crecer como artista, con sus virtudes y sus carencias. Puede que nuestra Virginia de ahora nos guste más que la que hemos querido crear. La otra es que el próximo día 24, cuando hayamos escuchado completo el disco, antes de meternos en profundos análisis, demos a esta chica y a su equipo un fuerte aplauso.
Señoras, señores con todos Uds. Virginia Maestro… Labuat, en su primer trabajo.
(Os dije que intentaría ser breve no que lo fuese a conseguir.)